Menosprecio del patrimonio

En Cádiz, se suele hablar de la decadencia sufrida por la ciudad. En realidad, se habla de la decadencia desde el siglo XIX, cuando se comparaba el Cádiz de entonces con el del siglo XVIII, que fue el tiempo del esplendor con el traslado de la Casa de Contratación en 1717. Sin irnos tan lejos, es evidente que la decadencia se ha debido a causas económicas. Pero ha redundado en una inexplicable falta de interés por el patrimonio gaditano, que es herencia de los tiempos del esplendor. Pocas ciudades españolas tienen los tesoros artísticos que aún quedan en Cádiz. El patrimonio gaditano es más valorado fuera que dentro de la ciudad.

Dos ejemplos de estos días nos confirman que el patrimonio es cuestión secundaria. Uno es el nuevo intento por conseguir que Cádiz entre en el Patrimonio de la Humanidad con sus murallas. Resulta inexplicable que una ciudad trimilenaria, con la historia y el arte de Cádiz, con su configuración geográfica y su patrimonio de arquitectura civil, religiosa y militar, no haya sido reconocida por la Unesco. Y también es discutible que el interés político, por motivos claramente electorales, se haya puesto en la incorporación del Carnaval al patrimonio inmaterial de la Humanidad. Está bien, es justo, pero no debió ser la primera opción.

Y otro aspecto a considerar es la poca valoración del patrimonio artístico, singularmente el religioso. En estos días, entre los actos organizados en Sevilla con motivo del Congreso de Piedad Popular, aún se pueden visitar diversas exposiciones. En una de ellas, titulada Arte y devoción en Andalucía, que está en el edificio de la Fundación Cajasol, se encuentra la imagen antigua del Cristo de la Vera Cruz, de Cádiz, un crucificado de los llamados de papelón, con origen americano, que aquí nunca ha sido muy valorado. Y no voy a entrar en detalles. Sin embargo, en la exposición se le ha destacado como un ejemplo del arte que volvió a Andalucía desde América. En esa exposición sólo hay una obra de arte de Cádiz capital, así como otra de Jerez (el Marquillo del Nazareno) y una tercera de Sanlúcar de Barrameda (un cuadro de Jacob Jordaens). Se ha buscado una pieza de varias ciudades. Pero, en caso de incluir más, de Cádiz se hubiera podido exponer la columna de plata mexicana de Columna. También obras singulares como la Custodia del Corpus, o el manto del Señor del Ecce Homo, o el terno de la Virgen del Carmen. O…

En Cádiz el problema es de valoración. Se considera igual una reliquia histórica que una obrita de hace tres años. Y así se menosprecia el patrimonio y el arte de la ciudad.