¿Sin mirar a Cataluña?

El desparpajo de algunos políticos llega a provocar el pasmo a quien sigue el debate público en Andalucía. El todavía secretario general del PSOE-A ha iniciado el curso político con un llamamiento a que la comunidad autónoma deje “de mirar exclusivamente a Cataluña” y a buscar el “acuerdo y diálogo” que permita hacer “realidad” el sistema de financiación de las autonomías que fue respaldado por todo el Parlamento andaluz en 2018. Lo dice el supuesto líder (muy cuestionado sin suposición alguna) del partido que tiene como vicesecretaria general a la misma consejera andaluza que planteó ese modelo de financiación y que, desde junio de 2018, lleva evitando aplicarlo como ministra de Hacienda. Pero ni un reproche a María Jesús Montero.

Formalmente Juan Espadas es el principal cargo orgánico del partido que enarboló la bandera de la igualdad entre regiones en el proceso de conformación de la arquitectura del Estado en los primeros años de aplicación de la Constitución y conquista del Estatuto de Autonomía. Pero materialmente es el secretario general que le dice a los andaluces que dejen de mirar en exclusiva a Cataluña ahora que acaba de alcanzarse un pacto que, si se materializa, dinamitaría esa misma igualdad y forzaría a subir impuestos para poder sostener los servicios actuales –ya lo avanza como solución el líder de la UGT, Pepe Álvarez– ante la caída de ingresos que se generaría al resto de comunidades. Espadas nos propone que seamos tan sumisos como lo es él con quien le mantiene en el cargo pese a sus pobres resultados, que Andalucía renuncie al papel equilibrador que ha jugado siempre para lograr la igualdad territorial en España. Olvida que a los andaluces no nos compensarán como a él con el bienestar que le proporciona ser portavoz socialista en el Senado. ¿Puede el PSOE ser alternativa en Andalucía con semejante posición? ¿Puede Andalucía dejar de mirar a Cataluña sólo porque así se garantiza la continuidad de los gobiernos socialistas de España y Cataluña? No.

Porque Espadas no ve que oponerse a este pacto confederal para privilegiar al único territorio en el que el PSOE es el más votado va mucho más allá de la política partidista. Es pedirle a Andalucía que regale lo que su sociedad civil conquistó en la calle de 1977 a 1981. Y si los andaluces de ahora se deciden a defender lo que consiguieron hace 44 años, el PSOE quedará tan desconectado de la realidad social como le ocurrió a UCD y a AP.