Un Monopoly en Gaza

El balcón

09 de febrero 2025 - 03:06

Trump juega al Monopoly en Gaza, con seres humanos. Despiadado. Es su costumbre, le divierte. Hay en Prime Video un documental sobre sus correrías inmobiliarias y negocios de casinos por Nueva York, Atlantic City, Palm Beach o Los Ángeles en los 80 y 90. Ahí está todo. Su estilo pendenciero, cómo se enriqueció arruinando a sus accionistas, cómo construyó pisos de lujo en Manhattan con exenciones fiscales de 200 millones de dólares previstas para hospitales o viviendas sociales, como amedrentó a la comisión de juego de Nueva Jersey. A sus mentiras las calificaba hipérboles veraces. Es adicto al juego del poder y el dinero. Su frase de aquel entonces es paradigmática: “me drogo con lo que hago”. Sus sueños de grandeza estimulan su ego y acobardan a su entorno. Es un niño que siempre quiere el juguete más grande. Ahora, convertir el genocidio en el gueto de Gaza en un juego de mesa. Una Riviera libre de impuestos; la inhumanidad.

Siempre consideró las normas un estorbo. Demolió el edificio donde iba a construir la Torre Trump en Nueva York con una brigada de 200 inmigrantes polacos indocumentados, que cobraban la tercera parte de la tarifa sindical y trabajaron sin equipos de protección. Así desmontaron el amianto contaminante del inmueble. Compró en el 100 de Central Park un rascacielos y contrató una empresa para desalojar a los inquilinos. Les cortaba el agua o la electricidad, abandonó el mantenimiento, no arreglaba los ascensores. Los acosó durante años con investigaciones sobre su vida sexual, forma de beber, su homosexualidad… demandó a sus abogados. No tuvo éxito.

Llegó a ser conocido como el millonario del pueblo. Ahora los inmigrantes indocumentados son criminales y hay que desalojar a los inquilinos de Gaza. Dos millones de gazatíes tratados como ganado, a los que quiere expulsar para entregar al sionismo la entera colonia británica dividida en 1947 entre palestinos e israelíes. Es el final de la limpieza étnica del gobierno ultranacionalista, ultraderechista y ultrareligioso de Israel, que domina desde el río Jordán hasta el mar, en cuyo borde construirán mansiones sobre los cadáveres de 50.000 muertos.

Nadie sabe cómo atajar el peligro en que se ha convertido Estados Unidos para la estabilidad mundial. En el siglo pasado, Hitler ocupó Austria en marzo de 1938. Seis meses después, Chamberlain y Daladier aceptaron la anexión de Los Sudetes. Y sólo cuando en septiembre del 39 los nazis invadieron Polonia con la complicidad de la URSS, se rebelaron las democracias occidentales. Aquí, la Junta teme por el futuro de los tres mil millones de euros anuales que las empresas andaluzas venden en EE UU. Los gobiernos europeos están coaccionados a triplicar su gasto en defensa, con el dictado de seguir comprando el 80% de su armamento a la industria americana.

Vuelve la era de los monstruos, con el cruel Monopoly de Putin, de Trump. Xi, mirando. Y Europa, atónita; inerme.

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