
Crónica personal
Pilar Cernuda
Zapatero y los dictadores
Crónicas levantiscas
Ex ótico, estrambótico, inédito, el deseo de Alberto Núñez Feijóo de reunirse con la cúpula militar y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa ha sido tachada de chiquillada, señalada como una aberración constitucional por la que el líder del principal partido del Congreso pretendería saltarse las competencias del Gobierno de Pedro Sánchez en materia de seguridad y defensa. Pero en junio de 1994 el entonces jefe de la oposición, José María Aznar, se reunió con la cúpula militar en un almuerzo al que asistió el ministro de Defensa, el socialista Julián García Vargas, en lo que se entendió como un gesto de generosidad por parte de Felipe González y un símbolo de normalidad democrática. La oposición que entonces ejercía Aznar no era más blanda, sino más cruda que la actual, porque el PP y sus aliados del sindicato del crimen ya andaban con la idea de llevar a Felipe González al banquillo como único modo de acabar con sus mayorías a cuenta de un asunto tan delicado como el terrorismo de Estado.
Lo que es exótica es la situación actual, la de un Gobierno apurado por unos socios que han impedido la aprobación de unos Presupuestos durante dos años por puro tacticismo para desembocar en una situación de bloqueo. Ahora es cuando de verdad los aliados de la izquierda tendrían graves problemas con su electorado para aprobar unas cuentas que incluyese un aumento del gasto militar. El PP se lo piensa porque va en su ADN, porque su partido europeo lo defiende y porque necesita restablecer un lazo con la Comisión Europea de Ursula von der Leyen después de que votase en contra del Ejecutivo de Bruselas a cuenta de la trapacería de involucrar a Teresa Ribera en la dañina gestión que Carlos Mazón hizo de la dana.
Es en este contexto donde se podría abrir la ventana de un apoyo de los populares al aumento del gasto, de tal modo que una reunión de la cúpula militar con Feijóo a instancias del propio Pedro Sánchez facilitaría un respaldo que vendría justificado por la razón del Estado. Porque no está mal que el jefe de la oposición, aunque no goce de este estatus constitucional, tenga conocimiento directo de las necesidades de la defensa, de sus riesgos y de sus peligros. O que visitase la sede del Centro Nacional de Inteligencia. No estaría mal, aunque no ocurrirá, pierdan toda esperanza, ni siquiera habría que descartar que, llegado el caso, Feijóo se resistiese a dar un apoyo ante las advertencia de quienes sostienen todos los días que cualquier acercamiento a Sánchez sólo sería meterse en la trampa del cazador. Le temen tanto como lo odian.
También te puede interesar
Crónica personal
Pilar Cernuda
Zapatero y los dictadores
Con la venia
Manuel Muñoz Fossati
Si quieres la paz
Su propio afán
Metáfora y meta
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Donde vivimos
Lo último