El balcón
Ignacio Martínez
Mazón se enroca
Aveces me pregunto si todo es casualidad. Que el río Guadalete haya llegado a nuestros días bajo el sobrenombre del olvido y que todo lo que a sus orillas, a su paso por nuestra ciudad, suene a pérdida, puede que sea una coincidencia. Pero a los hechos me remito. Mejor dicho a la contemplación de lo que escribo, tras un ajetreado y difícil paseo por las fronteras acuosas y húmedas de la corriente de agua que tantas páginas de la historia escribió.
Buceando por los ingentes trabajos de investigación que sobre nuestro patrimonio se han escrito, encuentro un singular titular: "Ingeniería en el olvido. Línea de ferrocarril Jerez-Trocadero: la primera línea férrea de Andalucía". Y me detengo y agencio una serie de notas, que por curiosas, traigo a estas páginas. Resulta que la línea Jerez Trocadero, que pasaba por El Puerto, se convirtió en el año 1856, en la primera férrea en Andalucía y la tercera de España, tras la Mataró-Barcelona y Madrid-Aranjuez. Sin embargo cuando contrasto la información, veo que no es cierto, como se ha propagado en muchos textos -dice otro estudio-, que la línea a su paso por El Puerto, fuese la tercera de España. Pero ese es otro cantar.
Constituida por unos 27 kilómetros de trayecto y dividida en dos tramos principales; desde Jerez hasta nuestra ciudad, de unos 15 kilómetros y el siguiente tramo hasta el Trocadero, serviría para el transporte de vino desde Jerez hasta el muelle del mismo nombre en la vecina Puerto Real, donde se embarcaban con rumbo, mayormente a Reino Unido, constituyendo la segunda estacional intermodal existente en España.
Consignaba el documento -y es de lo que quiero fijarme ahora-, que "de la antigua línea sobreviven algunos restos visibles y un puente metálico de 160 metros de longitud sobre el río Guadalete en impecable estado de abandono corrosivo por el paso del tiempo". Pero es más, al parecer en el IV Congreso de Historia Ferroviaria se estableció de forma categórica y definitiva la cronología de las concesiones y puesta en marcha de líneas ferroviarias en España, confirmando que el tramo Jerez - El Puerto fue, con diferencia, el primer camino de hierro de Andalucía, en 1854. Es más los responsables del Centro Municipal de Patrimonio de nuestro ayuntamiento llegaron a concluir que en 1857, según la Revista de Obras Públicas "la totalidad de la sección de Jerez al Trocadero está explotándose hace tiempo y se están construyendo dos puentes definitivos sobre los ríos Guadalete y San Pedro que ahora se cruzan con obras provisionales: el primero tendrá 160 metros y 4 tramos y el segundo 80 metros y 2 tramos". Y continuaban afirmando que los trenes que circulaban por la vía gaditana transportaban vino desde Jerez y descargaban su mercancía en los barcos atracados en el muelle del Trocadero, en Puerto Real, desde donde partían hacia Europa. Un sistema que abarataba los costes a las bodegas, que hasta la llegada del tren se veían obligadas a llevar sus productos en faluchos -embarcaciones a vela- a través del río Guadalete, desde la pedanía jerezana de El Portal hasta su desembocadura, y de ahí, hasta los barcos que esperaban en la Bahía.
Una de las fuentes consultadas afirma que el puente ferroviario de hierro de San Alejandro se inauguró el 3 de octubre de 1862 y que su construcción duró 20 meses. Comenzó en febrero de 1860. El proyecto del puente está firmado en Jerez el 30 de enero de 1860 por Luis Torres Vildósola y fue aprobado por Real Decreto de 16 de abril de ese año.
Por su parte el interesante texto de Francisco Javier Lomas: 'Cádiz en el siglo XIX', recoge con todo tipo de detalles las vicisitudes de la línea férrea y este puente portuense: "Aunque el ferrocarril no llegó a Cádiz hasta 1861, los primeros proyectos que se presentaron en España para contar con los "caminos de hierro" fueron elaborados en nuestra provincia. Se conocen dos concesiones de 23 de septiembre de 1829 a José Díez Imbretchts para instalar un "carril de hierro" desde Jerez al muelle del Portal en el Guadalete. La concesión pasó a manos de Manuel Calero en fecha 28 de marzo de 1830, mediante un privilegio real para su proyecto de ferrocarril de Jerez a El Puerto de Santa María y Sanlúcar, para lo que constituyó la empresa del camino del hierro.
Sin embargo, ambos proyectos quedan en papel mojado y en la imaginación de quienes lo presentaron. Había intereses y ecos encontrados en la provincia por las nuevas técnicas para los transportes por la actividad vinatera de la zona, que inevitablemente se relacionan con el comercio ingles, por otro lado cuna del ferrocarril, tanto por su influencia como por la necesidad de mejorar el trasiego de los vinos hasta la costa para ser embarcados. Por eso ambos proyectos se relacionaban con algún puerto. El Portal, El Puerto o Sanlúcar.
En el Ayuntamiento de Cádiz de 1850, Luis Díaz de la Gomera obtuvo la concesión de la línea Jerez a Cádiz que responderá al proyecto presentado en 1852 por Constantino Ardamaz. El trazado no rodeaba la bahía para llegar a Cádiz, sino que la pretensión era, nuevamente, comunicar Jerez con el mar. Y desde un puerto facilitar el embarque de mercancías y de viajeros a Cádiz.
En el proyecto de Ardamaz el lugar del embarque elegido fue el Trocadero, pues se consideraba un punto más cómodo y una travesía más corta siendo partidario de que pasase por El Puerto. Con el enlace portuense se pretendía mejorar las comunicaciones entre Jerez y El Puerto, que dependían en ese momento tanto del curso del Guadalete como de la carretera general.
Así las cosas, nuestro olvidado puente, protagonista indiscutible en la historia del devenir de la línea férrea a su paso por El Puerto suma el atractivo de su diseño industrial. Como bien dicen nuestros técnicos municipales, 'se trata de una estructura de 160 metros de largo y una considerable anchura, ya que, a pesar de que a mediados del siglo XIX sólo existía un carril, el puente se diseñó para que pudiera acoger doble vía. Construido en hierro, sus vigas se disponen en celosía, ofreciendo un acabado en forma de cruces, unidas mediante remaches y soldaduras". El paso del tiempo, y las nuevas tecnologías pretendían hacer desaparecer de un plumazo tanta historia contenida. Y ahora, cuando se cumplieron los 150 años de su construcción, lo que queda de él descansa sobre el río San Pedro, contemplando en el horizonte el mar de la bahía, final de las traviesas que soportaba sobre sus lomos.
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