Enrique García-Máiquez

El palacete

Su propio afán

01 de febrero 2025 - 03:06

Lo del PP votando a favor del decreto Mini Ómnibus de Sánchez con Puigdemont es de esas cosas que da vergüenza pensarlas mucho. Pero hay que hacerlo, porque aún es peor quedarse con la explicación de Feijóo. Dice que han votado a favor para desconcertar a Sánchez, que esperaba lo contrario. Le ha retratado con una historieta Miquel Jiménez: “Me recuerda aquella escena en la que los buenos, cercados por los malos, están impacientes por empezar a disparar cuando el jefe los frena diciendo ‘No. Eso es lo que esperan que hagamos’”. Realmente es de historieta. Cristina Estaban se ha preguntado: “Lo de llamar ‘oposición’ al PP ¿es un mote?” Y me he acordado de don José María Pemán que ya estudió este mecanismo de poner motes a contrario sensu, como cuando se llama “el famélico” a un caballero orondo. Pemán defendía que el origen del nombre “flamenco” es una guasa de quien llamaba a los gitanos del bronce como a los rosados holandeses venidos con el Emperador Carlos. En su barrio, al locuaz poeta Beades le dicen “El mudo”. ¿Es así como llamamos “principal partido de la oposición” al PP?

Mi teoría es otra y la podíamos llamar “el fantasma del palacete”. No es tanto que le hayan colado a Feijóo el bochornoso regalo al PNV del palacete de París y la cobertura a la ocupakión aprovechándose de su miedo a no ser capaz de explicarles a los pensionistas algo tan evidente como que no se cede a los chantajes. Qué va.

Lo fundamental era, precisamente, el pase del palacete al PNV. Porque el PP tiene a estas alturas un objetivo prioritario y agónico: evitar en el próximo gobierno a Vox. Estefanía Molina lo ha explicado en El País: «Si crece, sería un Vox que podría exigir mucho». Cuando se salió de los gobiernos con el PP por la inmigración, mandó un mensaje contundente de exigencia y rigor. No creo en el despiste de Feijóo, sino que el muy sutil manda un mensaje encriptado al PNV y a Junts e incluso al fantasmal PSOE güeno (sic) de que ellos saben hacerse muy bien los tontos (guiño, guiño). Las carantoñas continuas al nacionalismo de Juanma Moreno apuntan de manera evidente a una táctica orquestada de pacto soñado. El líder del PP catalán, Alejandro Fernández, se echa las manos a la cabeza, pero en su partido lo ignoran. No será porque no les avisa.

¿Esto es legítimo? Sí, salvo en un aspecto. No es lo que quieren mayoritariamente los votantes del PP, que están en un tris de percatarse.

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