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Terminó el informativo de la tele y llegó la pregunta trampa: “Mamá, ¿qué es el fascismo?”. Le debo a Pedro Sánchez y a su celebración de la muerte de Franco el papelón de intentar articular una respuesta asumible para el público infantil, pero no demasiado evasiva, sobre tan delicada cuestión. Y todo eso a las cuatro de la tarde, cuando la sangre está en el estómago y deja el cerebro algo desprovisto. ¡Esto no se hace! Salí como pude del atolladero, con ejemplos cercanos de actitudes propias de un régimen autoritario, que los niños de nuestro aquí y ahora pueden ver como una de esas historias distópicas que tanto gustan ahora. No lo ven posible en su realidad y quizás por eso no lo temen, aunque lo tengamos al acecho y mucho más cerca de lo que imaginan.
Más allá del aportunismo político del presidente español a la hora de anclar ahora en nuestra agenda el recuerdo de Franco e intensificar así ese miedo al extremo político opuesto, la anécdota doméstica me llevó a la reflexión sobre la necesidad de aprovechar cualquier excusa para no olvidar y enseñar a los que nos suceden que hubo tiempos peores y que los derechos que hoy parecen inamovibles no son territorio conquistado para siempre. Hay que custodiarlos y protegerlos de supuestos salvadores y los cantos de sirenas disfrazados de la mal entendida libertad. Y todo empieza por conocer, aunque sea en un lenguaje infantil.
Hasta Vázquez Montalbán justificaba su Autobiografía del general Franco con un niño de por medio. Ese alter ego que creó, el escritor Manuel Pombo, fue persuadido por su editor para escribir el libro porque su hijo le había preguntado: “Papá, ¿quién era Franco?”. Quizás, como me ocurrió a mí, el empresario ficticio se vio comprometido, pero a la vez vio la oportunidad, así que recurrió a un divulgador para que explicara a su hijo y a todo el mundo la esencia del personaje histórico que fue clave en la historia de España. Su propuesta no era convencional: “Imagínate que tú eres Franco y estás casi muriéndote. Entonces alguien de tu confianza, tu hija, tu médico o el jefe de gobierno, te dice: Excelencia, usted debe contar su vida a los españoles de mañana”. Y Pombo, un personaje/escritor de pasado antifranquista, desvela las miserias del régimen desde la supuesta piel del mismo caudillo en 1975, hace ahora medio siglo.
Para celebrar esa efemérides rescaté el libro y me disponía a releerlo cuando me llegó el siguiente dilema infantil: “Mamá, ¿qué es el comunismo?”.
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