Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Por libre
Calle Ancha
NI me gusta el saludo obligado con el brazo derecho estirado, rígido y en diagonal, a la romana, ni me gusta el que se hace, también obligado, con el izquierdo flexionado, en aparente ángulo recto y con el puño cerrado. Acepto las fórmulas convencionales, siempre que se repitan con el convencimiento de quien las ejecuta. Y por eso no me incomodan frases rituales, saludos establecidos y fórmulas históricas que se repiten conscientemente. Viene esto, ya se imaginan, a la polémica suscitada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) que pide que la frase "Todo por la Patria", que preside la puerta de los recintos militares, y especialmente los de los acuartelamientos de la Guardia Civil, sean sustituidos por el llamado "Todo por la Democracia". Estamos acostumbrados a que nuestros políticos, salvo honrosas excepciones, no sepan historia, pero que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica desconozca la historia reciente de España clama al cielo.
Si es cierto que un general franquista, Germán Gil Yuste, firmó la orden que, a partir de enero de 1937, obligaba a que encima de la puerta de los cuarteles debía aparecer la leyenda "Todo por la patria", también es cierto que esa frase no se puede identificar con el golpe de estado del 18 de julio de 1936. Y, por lo mismo, no se puede identificar la frase con la persecución y la represión que se desató durante la dictadura de Franco.
La idea de patria, en sentido político, es plenamente revolucionaria. El lema "Todo por la patria" surgió durante la Guerra de la Independencia contra el ejército napoleónico (1808-1814)", y es una expresión popular. Hay que recordar que en los "catecismos" ideológicos que se publicaron a partir de 1808 se hablaba de defender la patria, y morir antes de ser vencidos, como un síntoma revolucionario, que suponía una nueva concepción de la defensa de la nación: ya no se luchaba por una persona, ni un vasallaje, el debido al rey, si no por un concepto superior, la nación, o la patria. Lo mismo decían la "proclamas" publicadas a partir de mayo de 1808, y lo dejaba claro el himno de Riego, escrito por Evaristo San Miguel, cuando decía "Soldados la patria / nos llama a la lid, / juremos por ella / vencer, vencer o morir". El grito "Todo por la patria" se incorporó al ejército a mediados del siglo XIX, en vehículos, guiones, y banderas de cada regimiento. Y, ciertamente, fue oficialmente aplicado a los cuarteles de la Guardia Civil en 1937, pero es un lema que no tiene connotaciones políticas, y, si históricamente las tiene, son connotaciones revolucionarias.
Si se decide suprimir la frase, lo que no me parece mal, que se suprima sin más, sin buscar fórmulas sustitutivas a las que también se les pueden encontrar interpretaciones manipuladas por cuestiones ideológicas.
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