La peor salida para Cajasur

Editorial

23 de mayo 2010 - 01:00

LOS representantes del Cabildo Catedralicio de Córdoba, mayoritarios en el consejo de administración de Cajasur, optaron el viernes por la noche por forzar la peor salida para la caja cordobesa: entregarla al Banco de España. Aunque la entidad supervisora garantiza los depósitos de los clientes y la capitalización de la caja hasta convertirla en una entidad solvente, nada asegura su continuidad como tal ni todos los puestos de trabajo ni su permanencia institucional en la ciudad, ya que a partir de ahora puede ser vendida o troceada. Ha sido un mal negocio para Córdoba y para Andalucía, puesto que la oferta de fusión con Unicaja consolidaba un sistema financiero andaluz fuerte y sustentado en varios polos. La decisión de los patronos del Cabildo, junto con el apoyo del sindicato Aspromonte, es más grave si se considera que la gestión siempre les ha pertenecido, por lo cual son los responsables de la situación financiera de la caja, que se resume en unas pérdidas de 596 millones de euros en 2009, una excesiva concentración del riesgo en el sector inmobiliario y un coeficiente de solvencia bastante más bajo del marcado por la ley. Porque el Banco de España no ha intervenido Cajasur por su rechazo a la fusión con Unicaja, sino porque ésta era la solución a las consecuencias de una mala gestión que han derivado en una situación insostenible. Unicaja ha dado cuanto podía, estaba dispuesta a enjugar unas pérdidas que en tres años se esperaban de 1.500 millones de euros y garantizaba una presencia importante en Córdoba, además de varias concesiones al Cabildo. Lo que no podía hacer Unicaja era poner en peligro su propia viabilidad. La entidad que preside Braulio Medel ha salido indemne de la crisis financiera, es una de las cajas más importantes y saneadas del país, y tampoco podía tirarse al pozo por unas reivindicaciones laborales maximalistas. No se debe objetar nada contra Unicaja. La actuación del Cabildo ha causado perplejidad en todos los sectores, porque, francamente, es imposible entenderla bajo parámetros racionales. El argumento esgrimido sobre la falta de acuerdo laboral tampoco se sostiene, para comenzar porque el Banco de España volvió a dar un nuevo plazo el viernes por la noche que se extendía hasta el 28 de mayo. Optaron por una suerte de suicidio. Sólo cabe esperar que la solución que diseñará ahora el Banco de España dé oportunidades al interés del sistema financiero andaluz.

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