Su propio afán
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Ramón Castro Thomas
En la ciudad de Cádiz circulan muchos tópicos. Se suele decir que Cádiz es chiquitito y aquí se conoce todo el mundo. La familia Pettenghi es un buen ejemplo. En Cádiz, probablemente se pudiera decir que una persona de cierta edad que no haya conocido a José Pettenghi padre y a José Pettenghi hijo no es gaditano, o estaba muy despistado. Y eso nos remitiría a ese Cádiz vecinal y pueblerino donde casi todo el mundo se conoce. Pero también a ese Cádiz cosmopolita que los Pettenghi llevan en su apellido. Y asimismo al interés cultural de ambos Pettenghi, que eran dos hombres ilustrados, siendo tan distintos de ideas.
José Pettenghi Estrada, el padre, era un gaditano que nació en Málaga. Fue un militar franquista, vinculado al Movimiento Nacional. Participó en la guerra civil y en la División Azul. Pero no fue un patán, ni un militar chusquero, sino todo lo contrario. Fue un militar ilustrado, de esa estirpe de la milicia fina que hubo en Cádiz desde siglos anteriores. Pettenghi Estrada fue jefe de Estado Mayor en el Gobierno Militar, entre otros cargos. Creó el Aula Militar de Cultura y fue académico.
José Aquiles Pettenghi Lachambre era uno de esos hijos de militares franquistas que les salieron rojos. En su reciente fallecimiento, se ha recordado que fue profesor y director del Instituto Columela. También mostró interés cultural y publicó libros. Y en lo político fue concejal del PSOE entre 1999 y 2003. Es decir, en los tiempos en que Teófila Martínez estaba en su apogeo triunfal y aburrió a varios socialistas gaditanos, que dieron un paso atrás. Pepe Pettenghi evolucionó hacia más a la izquierda, por lo que giró hacia las antípodas de su padre, hacia Podemos o algo así. Pero ya estaba en un segundo plano, como un intelectual de la izquierda local.
Yo era director de este Diario en 2004, cuando murió el padre. Entonces José Pettenghi Lachambre me pidió escribir en su columna, que se publicaba los miércoles. Me dijo que lo hacía por el cariño y el respeto que sentía por su padre, a pesar de las diferencias ideológicas. Se lo concedí. Después algunos lectores protestaron, porque el hijo escribía lo contrario del padre. No obstante, siguió con la columna. Como se decía entonces, hay que tener a los lectores razonablemente enfadados, ni mucho, ni poco.
Podemos considerar a los Pettenghi como ejemplo de las familias gaditanas de la posguerra, cuando el odio fratricida de las ideas se reconcilió por el cariño de las personas. Es oportuno recordarlo en el día de la Constitución, con la que se superó una guerra.
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