Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
Crónica personal
ES curioso el asunto éste de los planes de educación. Imposible ponerse de acuerdo. Si es el PSOE el que gobierna, el PP le tira todo atrás; si es el PP, el PSOE no da su apoyo ni siquiera al título del proyecto. Y en cuanto puede, anula la iniciativa, como hizo Zapatero con el plan de Pilar del Castillo.
Wert ha tenido mejor fortuna, la mayoría absoluta permite que sus proyectos se pongan en marcha. Sólo con el paso del tiempo se verá si son verdaderamente efectivos.
Acaba de aprobar el Consejo de Ministros un plan de educación universitaria. Cualquiera que tenga un familiar con ganas de pisar la universidad comprobará en primer lugar que el Plan Bolonia no es, ni de lejos, el adecuado para que los jóvenes salgan de la universidad preparados para comerse el mundo. Y comprobará también que ese Plan Bolonia, que cuestionan ya en Bruselas, es más discriminatorio que cualquiera de los conocidos hasta ahora.
Ser graduado no es lo mismo que ser licenciado, y para acceder a las licenciaturas es necesario hacer un máster que cuesta bastante dinero. Bastante tirando a muchísimo, lo que significa que quienes cuentan con medios para costeárselo, tendrán más oportunidades que el que no puede permitirse ese lujo. Hay becas, pero insuficientes. Y además esta España nuestra no tiene especial cultura del esfuerzo como en otros países en los que para conseguir una beca hay que acreditar ganas de estudiar y calificaciones de buen nivel.
Cuentan los ingresos familiares, pero menos. Aquí sin embargo se dan becas a quienes no siempre las merecen por estudios, y hay mucho racaneo en la cuestión de la economía familiar. Resultado: son insuficientes y, con frecuencia, injustamente otorgadas.
En esa situación el ministro Wert se saca de la manga que las universidades podrán incrementar, si quieren, los años de máster. Eligen entre tres años para graduarse y dos de máster para la licenciatura, o cuatro para graduarse y uno de máster para licenciarse.
En vez de meterse en ese nuevo berenjenal, se echa en falta lo que verdaderamente importa: que el Gobierno acuerde con las entidades bancarias que financien carreras a los universitarios, que devolverían los créditos a los dos años de licenciarse, como ocurre en casi toda Europa y en Estados Unidos, lo que permite estudiar a quien desee hacerlo, que además tendrá que esforzarse para cumplir con los plazos marcados; y, segundo, tendría que negociar el gobierno con los colegios profesionales para que abran las puertas a los graduados: muchos de ellos no permiten ejercer la profesión a quienes no vienen con su documento de licenciado. Con el máster correspondiente que le da acceso a la licenciatura. Máster que vale, casi siempre, su peso en oro.
Eso es lo que preocupa a los jóvenes, no que el plan de estudios venga firmado por Wert, Gabilondo o del Castillo.
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