Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
LAS historias y los ensayos sobre la tarjeta postal suelen recoger la información de que la primera tarjeta que se hizo en España fue la editada en Madrid en 1871 por la revista La Moda Elegante Ilustrada. Un acontecimiento en las comunicaciones postales de nuestro país que comentaremos desde la perspectiva del editor de dicha revista, el gaditano Abelardo de Carlos.
Abelardo de Carlos y Almansa nació en Cádiz el 3 de noviembre de 1822 (meses antes de que Los Cien Mil Hijos de San Luis tomaran la ciudad para restablecer la autoridad absoluta de Fernando VII, a la que tanto se resistía el liberalismo gaditano). Huérfano de padre a los trece años y con una madre trabajando para mantener la casa, el joven Abelardo pronto tuvo que espabilarse para ganarse la vida.
Desde muy joven Abelardo de Carlos trabajó en el grupo de empresas gráficas de La Revista Médica de Cádiz, compuesto de librería e imprenta, en cuyos talleres de impresión trabajaba el joven Federico Joly Velasco (nacido en San Fernando, hijo de un oficial del ejército francés y futuro fundador del Diario de Cádiz). Imprenta en la que se estampaba La Revista Médica del Colegio de Medicina de Cádiz y, a partir de mayo de 1842, la revista semanal La Moda, de la que era alma máter y director el catedrático de medicina y escritor Francisco Flores Arenas, y en la que se trataban asuntos de literatura, teatro, costumbres y modas, incluyendo láminas sueltas con figurines de París, a veces a todo color.
En 1847 Abelardo de Carlos se casó en Cádiz con Dolores Hierro, con la que tendría seis hijos.
Emprendedor y trabajador incansable, en 1849 De Carlos compró la revista La Moda, manteniendo a Flores Arenas como director. En 1861 dicha revista, con De Carlos y Cía. como directores propietarios, Federico Joly como administrador general y estampándose en la imprenta y litografía de la Revista Médica, amplió su formato, sus contenidos, el número de páginas y pasó a llamarse La Moda Elegante, con el subtítulo "periódico de las familias". Al año siguiente, aún manteniendo el mismo título en el grabado de cabecera, pasó a llamarse La Moda Elegante Ilustrada. Semanario que De Carlos convirtió en la mejor revista española de su género, mejorando su distribución y venta dentro y fuera de la España peninsular.
Tras la primera gran crisis del capitalismo en España de 1866 y la revolución conocida como La Gloriosa de 1868 que se inició en Cádiz contra el Gobierno, De Carlos se trasladó a Madrid con parte de la redacción, ampliando poco después su negocio editorial con la adquisición de una de las principales revistas de la época, El museo universal ilustrado, que en diciembre de 1869 convirtió en La Ilustración Española y Americana, de la que De Carlos, además de propietario y editor, era su director. Mientras que su otra publicación, La moda elegante ilustrada, comenzó a estamparse por primera vez en Madrid, en la Imprenta y Librería de La Ilustración, a partir del 30 de abril de 1870.
Mientras todo esto sucedía en la vida de Abelardo de Carlos y en el mundo editorial gaditano y nacional, en varios países europeos, a partir de 1869, se desarrollaba con éxito una nueva modalidad de comunicación, de especial interés para el comercio, mediante tarjetas postales. Unas pequeñas cartulinas con el sello impreso, sin sobres, con la dirección postal en el anverso y el texto en el reverso, y con un precio de franqueo muy inferior al de las cartas. Una modalidad de correspondencia, se decía, que, "sin literatura ni circunloquios", se adaptaba muy bien a la economía y las prisas de "la modernidad".
El Gobierno español no es que se negase a implantar esta nueva modalidad de correspondencia postal por asuntos económicos o porque hubiese problemas en los servicios de correos, sino simplemente porque tenía en aquella época tantos problemas políticos y de tal gravedad, que no estaba para este asunto. Pero tuvo que ponerse a ello cuando las administraciones de correos de otros países europeos solicitaron al Ministerio de la Gobernación el canje con la nueva modalidad de correspondencia. Viéndose el Gobierno impulsado a crear, por Real Orden de 10 de mayo de 1871, "una nueva clase de correspondencia bajo la denominación de tarjetas postales", dándose instrucciones a la Fábrica Nacional del Sello para que las imprimiese, con la intención de que pudieran empezar a usarse a primeros de julio. Aunque antes, el 10 de junio, el ministro de la Gobernación dio a conocer las instrucciones para el uso y circulación de dichas tarjetas.
Pero como los días fueron pasando, las tarjetas postales no terminaban de salir a la venta, El indicador postal de España publicó que aún no estaba fijada la época para su circulación y los cambios en el Ministerio de Gobernación se sucedían…. pues el gaditano Abelardo de Carlos, inquieto emprendedor y con las facilidades que le daba su posición profesional, las imprimió por su cuenta, al estilo de las extranjeras, con unas franjas de anuncios en los bordes, tanto en el anverso (La moda elegante ilustrada, periódico de las familias e indispensable a toda señorita. Admon., Carretas, 12, Madrid. Se envían muestras gratis a quien los solicite. Director Don Abelardo de Carlos) como en el reverso (La ilustración Española y Americana, periódico redactado por los literatos más notables de España, Portugal y América, e ilustrado por los primeros artistas españoles. Se envían números de muestra gratis a quien los solicita. Administración, Carretas, 12, Madrid). Circulando por Correos, la más antigua conocida, el 7 de agosto de 1871.
Estas tarjetas postales de Abelardo de Carlos, sobre cartulinas blancas y amarillas, impresas en tinta azul y en tinta negra, como no tenían el sello postal impreso, tenían que franquearse por los particulares con sello al precio de las cartas. Razón por la que el genial asidonense Doctor. Thebussem consideraba que las primeras en España habían sido las que él editó tras el decreto de 15 de septiembre de 1872 (o mejor tras el 1 de enero de 1873 en que comenzó a regir) por el que se estableció una tarifa especial y reducida para las tarjetas postales.
A esta iniciativa particular siguieron otras, igualmente aprovechando las tarjetas para introducir pequeños anuncios publicitarios, hasta que finalmente, el 1 de diciembre de 1873, comenzaron a venderse las tarjetas postales oficiales con el sello impreso de la primera República, de 5 céntimos. Las tarjetas particulares fueron inmediatamente prohibidas, aunque las del gaditano Abelardo de Carlos ya serían para siempre las primeras editadas en España.
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