El balcón
Ignacio Martínez
Un anfitrión desnortado
Contabarafael Garófano la siguiente anécdota: en 1979 el PSOE había llegado a un acuerdo con el PCE y el PSA en virtud del cual a los socialistas les correspondía la presidencia de la Diputación. En el partido empezaron a discutir quién podría ser el presidente y llegaron a la conclusión que el que tenía mejor currículum de todos ellos era un concejal de Algeciras e inspector de Educación, Gervasio Hernández Palomeque, a pesar de que había sido candidato de la democracia cristiana en las elecciones anteriores e incluso ocupó un alto cargo en el Ministerio de Educación con Villar Palasí. Buscaban el que tuviera más trayectoria y formación. Curiosamente en 1983 Alfonso Perales, que no tenía ningún título académico ni había trabajado, se empeñó en ser presidente y depuró a las voces críticas a su candidatura, entre las que estaba el propio Garófano, luego Perales se sacó el título de Historia en la UNED(como el máster de Irene García, a pesar de lo que diga algún carajote), cuyo centro en Cádiz dependía de la propia Diputación. La ingenuidad de aquellos primeros socialistas contrasta con el sistema de selección para cargos que ahora existe. Como el Zabalita de Vargas Llosa ¿cuándo se jodió la política? Respuesta: cuando los que mandaban en los partidos vieron que era una fuente de empleo bien remunerado y con escasa exigencia, solo que había que tener una lealtad perruna al líder de turno, se llame Pedro Sánchez o Antonio Sanz, por citar dos casos. Lo ha probado en sus carnes Juan Lobato, lobato o lebezno que diría Federico. Se le ocurrió tener su propio criterio e incluso disentir de las órdenes que venían de La Moncloa y ha pagado con su cargo tamaña osadía. En otro ámbito, le ha pasado a José Manuel Cossi, que cometió la ingenuidad de decir lo que pensaba en Radio Cádiz, como si fuera un kamikaze cualquiera, horas más tarde tuvo que “matizar” sus palabras que dejaban en mal lugar al propio alcalde. Cossi es el ejemplo de lo que siempre pidió Pepe Blas “hacen falta profesionales en la política y no políticos profesionales”, no necesita la política para vivir, puede volver cuando quiera a su puesto en la Cámara de Comercio. Cuentan que Antonio Sanz no quiere en cargos públicos gente que tenga un buen trabajo al que volver, porque les daría por pensar por sí mismos y eso es peligroso para los que están en el poder dentro del partido. En el Ayuntamiento hay tres personas que no han querido dedicación exclusiva para poder mantener su trabajo: Juancho Ortiz, Maite González y Pablo Otero, frente a muchas dedicaciones exclusivas. A Cossi se le podría decir como en su época de futbolistas: “calienta que sales”, solo que le van a sacar del campo.
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