
La ciudad y los días
Carlos Colón
Yo te pienso como quiero
Desde Tribuna
A propósito del fichaje mediático de Dani Güiza por el Cádiz, se ha vuelto a agitar el fantasma de la presunta rivalidad con el Xerez. Hay que decir claramente que es una rivalidad falsificada, que sólo procede de los peores años del Cádiz y que apenas había existido antes. Un sector de la afición cadista ha caído en esa trampa. Porque la rivalidad en el fútbol se fundamenta entre iguales. Existe entre Real Madrid y Barcelona por su nivel. O entre Sevilla y Betis por su nivel, por más que ahora parezcan superiores los sevillistas. Pero, entre el Cádiz y el Xerez, el nivel sólo ha sido parecido durante algo más de una década, la peor del Cádiz y la mejor del Xerez. Ni antes ni ahora ha tenido sentido.
La rivalidad de Jerez era entre el Deportivo y el Industrial. Fueron dos clubes de nivel casi similar, que muchos años jugaron en Tercera y algunas veces en Segunda. El alcalde Pedro Pacheco, reconocido xerecista, desequilibró la rivalidad jerezana, potenciando al Deportivo y hundiendo al Industrial. Construyó Chapín y buscó inversores. Infló al Xerez, que aún así sólo jugó un año en Primera.
Hace medio siglo o por ahí, en tiempos de Márquez Veiga, el Cádiz mantenía más rivalidad con el San Fernando, que compitió algunos años en Segunda, que con el entonces llamado Jerez CD. En la década de los 70 y los 80, coincidiendo con los mejores años del Cádiz, la rivalidad provincial se limitaba al Trofeo Ciudad de El Puerto, que era donde únicamente coincidían con el Xerez, el San Fernando y el Racing Portuense. Disputaban partidos amistosos de muchas patadas, algunas al balón.
En los tiempos de Gutiérrez Trueba, De Diego y Manuel Irigoyen, no hubo rivalidad de tú a tú con el Xerez. Si acaso la rivalidad, vista desde aquí, era con el Sevilla y el Betis. Después, cuando el Cádiz cayó tan bajo y se enfangó en la Segunda B, pasaron a jugar con los filiales del Sevilla y el Betis (lo que resultó vergonzoso). A falta de algo mejor, unos y otros se inventaron la rivalidad con el Xerez, que sólo sirvió para algunas peleas entre los consabidos grupitos.
Cuando el Cádiz ascendió a Primera en Chapín, en 2005, la mayoría de los aficionados jerezanos aplaudieron a los futbolistas amarillos, mientras celebraban el éxito al final del partido. Sólo protestó el grupito de las peleas. Incluso a día de hoy, el Cádiz tiene decenas de abonados que viven en Jerez. Yo he conocido a muchos jerezanos que se alegraban de los triunfos del Cádiz, en los años que daban motivos para alegrarse.
Los mejores futbolistas jerezanos de las últimas décadas han jugado en el Cádiz. Es el caso del internacional y campeón olímpico Kiko Narváez. O de Raúl López, ejemplo de entrega. Pero también de otros como Dieguito, autor del gol que le dio el primer Trofeo Carranza al Cádiz; o Choquet, que jugó en Primera. Incluso Mendoza, al que aquí le tenían antipatía, estuvo en la cantera amarilla.
El futbolista jerezano de más nivel que no había jugado en el Cádiz era Güiza. Tendrá la oportunidad, porque así lo han estimado quienes hacen los fichajes, que son los responsables del club. No se le puede boicotear por una parida cuando había una rivalidad falsificada, que ahora tampoco existe.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Yo te pienso como quiero
La Rayuela
Lola Quero
Votar o no; ser o no ser
Envío
Rafael Sánchez Saus
Una nada ejemplar Europa
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Falta de competencia
Lo último