Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Crónica personal
Es tan evidente su debilidad, que Pedro Sánchez se ha visto obligado a anunciar que adelanta el congreso federal del partido del que saldrá una nueva ejecutiva. Es tan evidente su debilidad, que la noticia ha provocado un nerviosismo inconmensurable: nadie se siente seguro, ni siquiera los que aparentemente forman parte del círculo más íntimo del presidente.
A Pedro Sánchez se le ve desesperado, de ahí el adelanto del congreso. Solo participarían afines; los que no lo eran han sido anulados. Pero si se mantiene el desencanto actual, creciente, no tiene garantizado que en ese sanchismo formado por personas que tragan todo, que asumen sin un mal gesto las instrucciones de Moncloa para convertirse en políticos sin palabra, podrían empezar los gestos de distanciamiento. Por miedo al postsanchismo, no por coherencia. Sobre todo en esa inmensidad de mediocres a los que Sánchez ha elevado a los altares políticos sin méritos para ocupar cargos.
Sánchez es consciente de su debilidad: el viaje africano ha demostrado que no tiene ni idea de cómo abordar el problema acuciante de la inmigración masiva y descontrolada, en cada país ha hecho una propuesta contraria a las anteriores. Venezuela también le pasa factura, dentro de España hay vergüenza por la tibieza ante Maduro y fuera no se comprende que no sea capaz de ser el presidente europeo que abandere la defensa de la democracia en ese país hermano.
La firma de un concierto económico para Cataluña está teniendo consecuencias imposibles: Junts se cuestiona el apoyo parlamentario a Sánchez, y ERC también si no se cumple lo firmado. Los barones regionales socialistas se están levantando contra Sánchez por ese acuerdo indeseable que incide en la desigualdad y grava la economía de los ciudadanos no catalanes, y que probablemente sea inconstitucional. Aunque Sánchez siempre confía en que Conde Pumpido le haga el favor de no permitir que eso ocurra.
El presidente, además, ha cometido una torpeza. En su afán por proteger a su mujer, que ha hecho negocios que moral y éticamente no hay por donde cogerlos, Sánchez ha colocado en la picota a José Luis Ábalos. Error monumental, porque no solo puede perder un valiosísimo voto parlamentario, sino porque su ex número dos en Ferraz y ex todopoderoso ministro, puede utilizar en su defensa el ataque implacable hacia Pedro Sánchez y el sanchismo. Sabe más que nadie, sabe lo que no está en los escritos. El curso político se presenta convulso para el presidente, lo demuestra su decisión de adelantar el congreso del partido. Hoy todavía controla su partido; dentro de unos meses, ya no es seguro. La pérdida de los gobiernos regionales, más los acuerdos con los independentistas catalanes, la falta de criterio sobre la inmigración galopante y la presunta corrupción en su círculo más cercano, han puesto a Pedro Sánchez contra las cuerdas.
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