Seis goles, lo menos

Su propio afán

14 de julio 2024 - 03:06

Miespañolidad no me lleva a amar todas las costumbres nacionales. Nuestra arraigada costumbre ibérica de echarnos los trastos y hasta los goles a la cabeza unos de otros me da dolores de ídem. Se cumple con la selección el perspicaz epigrama de Bartrina: “Oyendo hablar a un hombre, fácil es/ saber en dónde vio la luz del sol./ Si alaba a Inglaterra, será inglés./ Si os habla mal de Prusia, es un francés/ y si habla mal de España… es español». Y todavía más se atisba la sombra cainita que Antonio Machado vio cruzar los campos de nuestra patria. Parece que el gol del extraordinario Lamile Yamal nos lo haya metido por toda la escuadra a los que estamos contra la inmigración ilegal.

Amén de que se cumpla la ley de emigración, quiero que Yamal marque de nuevo esta noche. Por España, por la belleza del fútbol y porque él es un español nacido en España con todas las de la ley (precisamente). También, lo confieso, para que un buen puñado de compatriotas se alegren con los éxitos de nuestra selección, que es de todos. Para que lo celebren más, que marque también Nico Williams.

Y quiero que repita Dani Olmo, que trabaja como un negro (con perdón) y en quien pervive aquello tan de mi niñez de la furia española. No se ha echado mucha cuenta, no sé entiende bien por qué, a su gol de coraje frente a Francia, que nos dio la victoria. Que marque uno ahora y se lo aplaudiremos más. También quiero que golee Mikel Merino, en parte por el trihecho diferencial ceutí, foral navarro y donostiarra y, también porque me siento solidario de los suplentes que acaban de protagonistas y porque me emociona que se acuerde de su padre –hidalguía– en las celebraciones. Morata trabaja como un… chino en el borde del área. Trabaja, sobre todo, sin balón, y sin brillo, hay que reconocerlo, pero se merecería un gol para rematar su paso esforzado y sufriente por la Eurocopa. “Un bel final tutta una vita onora”.

Hablando de finales, ya puestos, me gustaría que marcase Jesús Navas, orgullo vicario de los que ya no somos jóvenes. Sería una despedida de lujo para un jugador que me representa. ¡Ojo, cuidado!, como todos. No más que Lamine Yamal, lo aviso porque nos conozco. Es mi deseo, seis goles, lo menos, y que los ingleses marquen cinco. Para dar emoción a la cosa y porque a los españoles nunca nos gustó humillar a los vencidos. Y si los once goles, cinco y seis, son mucho pedir, que la actitud sí sea ésta.

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