Si quieres la paz

01 de abril 2025 - 03:05

Algunos hemos nacido optimistas y no lo podemos evitar. La verdad es que somos tan insistentes en nuestra forma de ser que tampoco lo queremos evitar. Si algunos tienen mala prensa hoy en día, y en realidad siempre, son precisamente los optimistas, tildados de ‘pesimistas mal informados’, utópicos y despegados de la realidad, por los defensores de la visión contraria. Pero ahí seguimos, sin querer cargar contra nuestra propia forma de ser, y defendiéndono contra el pesimismo, tantas veces interesado.

La máxima expresión del pesimismo en los últimos días ha sido el lanzamiento de una campaña europea para que los ciudadanos de la Unión nos hagamos con un denominado ‘kit de supervivencia de 72 horas’ en el que se incluiría lo mínimo para tirar palante en caso de gran desastre bélico, climático o de cualquier otra dimensión catastrófica los primeros tres días, eso que los expertos consideran un plazo prudencial para que empiecen a llegar ayudas oficiales. No sé si por desgracia las víctimas de la dana en Valencia hubieran visto mejorar su situación si hubieran dispuesto de esta especie de maletín o mochila salvadora. A lo mejor el mensaje que se quiere hacer llegar es “estate preparado para apañártelas por ti solo”.

Pero las ocurrentes autoridades comunitarias se han olvidado de incluir en ese paquete elemental contra una guerra la principal herramienta para salir del trance y esta es, precisamente, el optimismo, no concebido como la ingenuidad del iluso sino como la creencia en que seremos capaces de salir adelante, esa que tan falsamente se vendió cuando la reciente pandemia del COVID 19 y que resultó, al paso de esta, en un individualismo pesimista casi imbatible.

Se olvida frecuentemente que un rasgo esencial del optimista de verdad es precisamente el escepticismo, es decir la crítica y la duda ante los que pintan de negro el futuro para que no se vean sus verdaderos intereses, o simplemente sus miedos de pesimista. No digo que la situación en Europa y el mundo sea idílica ni que haya que obviar las necesarias precauciones ante los desacomplejados líderes que estamos colocando al mando, a los que no se va a vencer con buenas palabras, sino que no siempre lo ideal es combatirlos con sus mismas armas, esas que están tan interesados en vendernos.

stats