Rafael / Sánchez Saus

Contra el silencio

Envío

12 de marzo 2015 - 01:00

EN medio de la barahúnda electoral aquí y preelectoral en toda España, de la cansina repetición de los tópicos inanes y las muletillas políticamente correctas, sobrecoge el pacto de silencio de los candidatos y los partidos mayoritarios sobre el tema del aborto. Como si nunca hubiera existido debate en la sociedad sobre su regulación y sus límites, sobre su naturaleza jurídica y sus efectos sociales, demográficos, personales y morales. Uno de cada cuatro concebidos en España, cien mil criaturas cada año, son brutalmente, a menudo sádicamente eliminadas antes de nacer; decenas de miles de mujeres son inducidas, empujadas, casi obligadas a desprenderse de sus hijos, a entregarlos a los carniceros, pero eso no interesa a nadie a tenor de las encuestas y el Arriola que las parió. Hágase el silencio, y el silencio se hizo. Pero ese silencio no era bueno, es abominable, pérfido, criminal.

Esta sociedad guarda sus lágrimas y su escándalo para otras tragedias, más escándalo y más lágrimas cuanto más irrelevante y pintoresca sea la causa, pero mira púdicamente a un lado ante el colosal desastre que nos ha privado en tres décadas de más de dos millones de niños y jóvenes y nos ha convertido, colectivamente, en una sociedad más vieja, más egoísta y más infame. Nos preocupa la incidencia de una décima en la prima de riesgo sobre la economía, y no somos capaces de ver lo que esa ausencia por liquidación moral y derribo social está suponiendo ya en todas las esferas de la actividad económica y el empleo. ¿Y qué decir de nuestros líderes políticos y de opinión, silentes, aliviados ante lo que creen un asunto resuelto por decreto y súbita amnesia? Simplemente juzgan que todos somos como ellos, que a la gente se la puede llevar a votar de la oreja y tapada la nariz por puro miedo a quienes ellos mismos han creado a base de falsedad, incumplimiento y cobardía.

Les guste o no, hay otra España. La que sigue creyendo, trabajando cada día y luchando contra viento y marea por la vida, por la dignidad y la integridad de la mujer, por el futuro de las familias, que es el futuro de todos, incluso de quienes la demuelen. La que este sábado, convocada por el Foro de la Familia, estará de nuevo en la calle para aplastar al silencio y clamar justicia, para disputar su reino a la muerte. Ese día en la calle y después en las urnas. Porque cada vida importa.

stats