La Rayuela
Lola Quero
La suerte del asteroide
La Rayuela
ACABO de saber que tengo una probabilidad del 1,2% de sufrir, como el resto del planeta Tierra, las consecuencias destructivas del impacto de un asteroide al que los científicos han llamado 2024 YR4, un nombre que me traslada a la Guerra de las Galaxias y sus entrañables máquinas hablantes. Pero al parecer, nada que ver con eso, porque este cuerpo que puede llegar a tener hasta cien metros de diámetro y orbita alrededor del Sol, provocaría un gran desastre en caso de alcanzarnos. Se dice que puede arrasar con la misma fuerza que la bomba atómica.
No es la primera vez que el planeta se ve amenazado por el posible impacto de un asteroide, pero éste está generando bastante preocupación entre la comunidad científica. Hay una posibilidad de saber más cuando el cuerpo esté a tiro de nuestra capacidad de observación, en abril de este año. Y ya luego, pasarían años hasta saber de él porque se aleja. Es nuestra oportunidad para enterarnos de si el tema es serio o no.
Desde mi personal perspectiva, la de una habitante del planeta sin capacidad para discurrir o articular una posible solución, prefiero reconfortarme con la probabilidad. Trato de no perder el sueño si me refugio en ese otro 98,8% que hay de opciones de que el monstruo pase de largo. Sobre todo si tenemos en cuenta que el hipotético impacto se produciría el 22 de diciembre de 2032, una día en el que, puestos a confiar en la suerte, prefiero pensar que me tocará el Gordo de la Lotería. No sé muy bien si con lo poco que juego tengo más chance de hacerme rica que de quedar destruida por un meteorito; pero puestos a soñar, mejor hacerlo con los niños de San Ildefonso.
Lo contrario, angustiarme por la llegada de 2024 YR4, sería absurdo en este momento, cuando los señores -humanos y terrenales- que manejan las bombas atómicas transmiten menos certeza que el posible rumbo de ese cuerpo celestial. El problema de los científicos es que no conocen todavía la trayectoria del asteroide, pero mucho menos sabemos de los planes de Trump, Putin, Xi Jinping, Netanyahu o Kim Jong-un. El planeta es un polvorín con mucha más probabilidad de autodestrucción que la de sucumbir a las fuerzas del espacio. Por eso me tomo con humor lo de YR4, porque prefiero preocuparme en serio de cosas como la pobreza, la política, los gobiernos o la mezquindad humana, asuntos que nos afectan al 100% y en los que sí podemos y debemos tratar de influir.
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