06 de febrero 2025 - 03:04

Así llama Artesano Macarra a esa manía de impedir que la gente se exprese cuando lo que dicen o cómo lo dicen no nos gusta. No tengo la menor duda de que el escándalo del otro día en el Falla no tiene que ver con la sarta de tonterías que dijo la tal Katy Barber. Si a todo el que dice una majadería le impedimos que hable habría un silencio maravilloso en la sociedad. La gente empezó a gritar no porque ‘Abre los ojos’ estuviera en contra de las vacunas, creyese que la tierra es plana, que nos fumigan desde aviones, que el cambio climático es mentira, que hay que echar a los inmigrantes, que a las personas LGTB hay que mandarlas a hospitales siquiátricos, que el feminismo es una patraña, que los sindicatos están comprados, toda esa mierda que defienden los neonazis de Elon Musk en todo el mundo. La gente gritaba porque era un mamarracho. Vale, los mamarrachos tienen todo el derecho del mundo a cantar lo que quieran y cuando quieran con la única limitación del reglamento del Concurso y las leyes. El que se sienta ofendido, que les denuncie y que los jueces dictaminen, como el jurado del Falla ha resuelto. Que la gente quiera que les echen el telón es una actitud neonazi y las gilipolleces también caben en la sociedad, no solo aquello con lo que estamos de acuerdo. Si no gusta lo que cantan, que se vayan al bar, o que no asistan a una sesión que se llama, precisamente, preselección, lo que equivale a que se va a oír a todas las que se presentan sin ningún filtro, y el jurado dictamina si merecen seguir cantando. Caso diferente es plantear que se haga esa preselección en un pequeño auditorio solo con la presencia del jurado y de la prensa y ahí se diga quién tiene calidad para poder cantar en el Falla. Mientras no se haga así, eso que se llama preselección es una fase más, una especie de octavos de final. Y por más que la tal Katy Barber vaya de víctima por la vida, lo que tiene que hacer es preparar a su agrupación para que se sepan las letras, que canten todos a la vez, que el repertorio tenga algún sentido. Su propio disfraz, “perrorista”, es un gran mamarracho. Pero en el Falla ha habido autores que han cantado a favor de Franco y al año siguiente a la libertad, grandes autores han cantado a favor y en contra de Teófila en función de que la exalcaldesa les diese un trabajito en la tele municipal. Hasta un célebre autor que ya no está entre nosotros cantaba según la sustancia que hubiera ingerido. No pasaba nada porque sus grupos iban bien vestidos, con buena música, afinados y con letras rimadas. Lo que no se puede permitir es a los mamarrachos, sean negacionistas, nazis, racistas, machistas o cualquier otra cosa que se salga del carril. Lo que no cabe ninguna duda es que echar el telón sí que es de nazis.

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