La tradición del discurso

Quousque tandem

30 de diciembre 2024 - 03:03

España es un país muy respetuoso con sus tradiciones. Y nuestra izquierda comprometida ya es más tradicional que cantar villancicos con una zambomba y un pandero. El Doce de Octubre o la Toma de Granada son fechas en las que el campo de batalla se prepara desde días antes. Las redes sociales hierven con los mismos comentarios cada año. Que si “Nada que celebrar”, que si “No a la Toma” que si “a la vuelta lo venden tinto”. Y siempre con los mismos maniqueísmos que sólo han conseguido el efecto contrario al buscado; que cada vez haya más españoles, especialmente jóvenes, orgullosos del pasado y de la gloriosa historia de su patria, no exenta de sombras, así como de lo que supuso el Descubrimiento de América y que la Toma sirva para festejar que los Reyes Católicos unificaran España.

Pues con el Discurso de Navidad de Su Majestad el Rey ocurre igual. Da lo mismo lo que diga. Ya sabemos lo que vamos a leer en las redes sociales desde antes de comprar la Lotería de Navidad en pleno verano. Para empezar, la izquierda a la izquierda del PSOE y los nacionalistas reconocen que no lo ven. Pero opinan sin mesura y se recrean en aquello tan de la Transición del “España, mañana será republicana” aunque nunca llegue ese mañana. Y, por último, casi le piden a los Reyes Magos la proclamación de la III República. Una curiosa contradicción. Según ellos, lo de la república es un clamor social. Luego, miras en tu derredor, preguntas y a la gente le preocupan otras cosas más perentorias como la subida del IVA en productos básicos. Por poner un ejemplo.

Lo más delirante de todo es que ya que tenemos un gobierno de progreso –déjenme que me ría– desde hace siete años, en lugar de iniciar los trámites de reforma constitucional recogidos en el Título X de nuestra Carta Magna, que deberían superarse en un paseo si es tanta la premura, insistencia y exigencia social, piden la república en redes sociales como el que pide un pizza para que se la traigan a casa. Y así, su cada día más cansina épica de mercadillo pierde mucho y queda en nada. Como tantas cosas. Y es que hacer la revolución desde el sofá y en pijama escribiendo en el móvil, resulta poco eficiente. Aparte de que el español de hoy, más que monárquico, es posibilista y prefiere lo conocido si funciona. Más, cuando el Rey se ha erigido en el líder social más reconocido y reconocible en estos momentos. Así que, entre los evidentes aciertos de don Felipe y la eficiencia de los republicanos españoles generándole apoyos, tenemos monarquía para muchos años.

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