Tres hombres, tres

Por montera

22 de febrero 2025 - 03:05

Llegados a este punto quizá la vida privada de los políticos no debería ser tan privada. Todas aquellas personas que deciden, por voluntad propia, dedicar su vida a representar a las de los demás desde la atalaya de la política deberían ser personas con vidas ejemplares ¿No se le exige al Rey? Por ello, habría que hacer una indagación previa por si cumplen con este requisito de sentido común. En esta semana tenemos tres protagonistas, tres hombres, tres. Lo voy a limitar hoy en la política nacional porque si saltamos a la internacional no acabamos nunca. Por una lado el caso Rubiales que ya ha sido sentenciado. El internacionalmente conocido como el pico de Rubiales ha quedado en una condena contra el ex presidente de la RFEF que le obliga a pagar veinte euros al día durante dieciocho meses como pena y no poder acercarse a menos de doscientos metros de su víctima, la campeona del mundo de fútbol Jenni Hermoso. Por otro, Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, investigado por la Universidad Complutense por una denuncia de acoso sexual contra una alumna y sobre quien su propio partido reconoce ahora que ocultó los testimonios de mujeres contra Monedero por agresión sexual que se extienden hasta el Parlamento europeo ¡El partido superfeminista lo ocultó! Tercero, Ábalos, que después de tres matrimonios fracasados decidió elegir a una mujer a través de un catálogo de prostitutas. Este es el percal, hoy. Y el Ministerio de Igualdad, con Ana Redondo García a la cabeza, aún no ha dicho ni mu. Ni ella ni ningún grupo de feministas que solo atacan a quien no es de su cuerda y tapan las denuncias de las mujeres que son víctimas de sus políticos de izquierda. El ex ministro Ábalos, ex mano derecha de Pedro Sánchez, eligió, como quien compra una camisa online, a una chica, prostituta. Es el trato vejatorio al que someten a mujeres tratadas como objetos, esclavas y víctimas de este abuso de poder digno de La fiesta del Chivo de Vargas Llosa por el cual debemos cuestionar los límites de quienes gozan de un poder al que le revientan los mínimos límites. Estos políticos están tirando por su meritocracia el muro de la privacidad martilleado con sus comportamientos deleznables y asquerosos que compran mujeres a cambio de contratos públicos de su ministerio, pagos por acompañarle en sus viajes oficiales y casas gratis a costa de nuestro dinero. Mientras estas vidas, nada ejemplares, sigan siendo privadas y la sociedad lo permita todos seremos víctimas de su indecencia.

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