El Trofeo que perderemos

09 de agosto 2024 - 03:04

Comparar el Trofeo Ramón de Carranza de 2024 con el de sus primeros tiempos esplendorosos carece de sentido. Eran otros tiempos, y no lo digo por la política, sino por el fútbol. En las primeras ediciones, tras el triplete inicial del Sevilla, vinieron el Real Madrid de Di Stéfano y el Barcelona de Kubala a competir en partidos de altos vuelos. Y así sucedió después, incluso con equipos extranjeros plagados de figuras. Entre ellos, hay que recordar a los grandes clubes brasileños de los 80, como el Palmeiras y el Vasco da Gama, que utilizaron el Trofeo como trampolín para vender a sus figuras. Y, además, era el gran espectáculo de cierre del verano gaditano.

Otra diferencia: el Trofeo se celebraba el último fin de semana de agosto y la Liga comenzaba en septiembre. Entonces el Cádiz CF estaba en Segunda División y no participaba. El final del verano en Cádiz era el Trofeo Carranza, no el entierro de la caballa.

Algunos creen que el Trofeo se lo cargaron cuando lo empezó a disputar el Cádiz CF tras ascender a Primera. Es verdad que en los años 80 comenzó el declive. Pero no fue por el Cádiz CF, sino porque entrenadores como Javier Clemente empezaron a despotricar de jugar dos partidos seguidos en dos días y alineaban a suplentes alternados con titulares. Y jugaban los partidos como entrenamientos. Ahí se acabó el Trofeo, y ya todo fue un declive, con poco interés deportivo. Así que la celebración se trasladó a la fiesta de las barbacoas, que eclipsaron el fútbol. Hasta que las barbacoas resultaron insostenibles para los mismos ecologistas que se habían hartado de encender hogueras en las arenas de la playa.

Y así se ha llegado a lo de 2024. El fútbol de verano es un mamarracho. El Real Madrid y el FC Barcelona se van a EEUU a hacer las Américas, y juegan partidos con los chavales del Real Madrid Castilla y el Barcelona Atlético, a los que completan con algunos titulares. Están dando gato por liebre a los norteamericanos, que pronto no financiarán esos partidos intrascendentes. En la pretemporada ya no se compite. Sólo entrenan. Y, por eso, recuperar los grandes trofeos de antaño es imposible. El Real Madrid y el Barcelona, si vinieran, se pasearían sin dar una carrerita de más.

En los años 60 y 70, el Cádiz jugaba un partido de presentación, casi siempre contra el Real Betis o el Sevilla FC, y se llamó Copa Cruzcampo. Se podría recuperar y devolver el nombre a la Copa Cruzcampo. Fin del Trofeo. Así se quedarían contentos los que intentan politizar el Cádiz CF, como correa de transmisión del chavismo kichista de AIG.

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