La UE, ¿un caballo muerto?

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09 de marzo 2025 - 03:06

La Teoría del Caballo Muerto es una metáfora no exenta de humor que se utiliza con frecuencia para subrayar la inutilidad de seguir invirtiendo tiempo, esfuerzo y recursos en una empresa fallida o improductiva. Se basa en una antigua leyenda tribal de Dakota, cuya enseñanza dice: “Cuando descubras que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar”. A pesar de su aparente simplicidad, desvela una conducta tan errónea como habitual: en muchos organismos y aspectos de la vida nos resistimos a abandonar prácticas ineficaces, a descabalgar el “caballo muerto”. En tales casos, no sirve cambiar de látigo o de jinete ni formar un comité para estudiar el caballo e intentar revivirlo. Tampoco reclasificarlo eufemísticamente como “un caballo con discapacidad vital” o, incluso, alegrarnos por los menores costes que el trance aporta.

Ante la encrucijada en la que se encuentra hoy la Unión Europea, cabe preguntarse si no se trata de “un caballo muerto”, de una estructura que ya no sirve, ni servirá, si no encuentra un armazón radicalmente distinto. Con Gran Bretaña fuera, Alemania y Francia en crisis y una amalgama de países ideológica y socialmente dispares, la coyuntura es alarmante. Las fricciones entre EEUU y la UE, ya muy cerca de desencadenar una desastrosa guerra comercial que comprometa nuestra actividad económica y de sumergir a la Unión en la disputa del gasto en defensa, diríase que carecemos de voluntad y de normas aptas para actuar frente al peligroso escenario que se dibuja. En concreto, en cuanto a la defensa europea, más allá de los deseos explícitos de Ursula von der Leyen, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, cuya reforma permitiría déficits generalizados, está muy lejos de ser modificado. En este y en otros asuntos, la UE no tiene mecanismos ágiles de respuesta a los cambios inesperados del tablero mundial. Únase, además, que carecemos del dinero necesario y que probablemente suframos la peor generación de líderes europeos de la historia y se comprenderá la gravedad del momento.

Tenemos que implementar políticas exteriores, económicas, fiscales y de defensa comunes, llevando a cabo un giro copernicano en las bases del pacto. Sí, el caballo de la vieja Europa está muerto. Hay que apearse de corcel y de filosofía. Llegan días en los que veremos si este continente nuestro se ha vuelto irrelevante o si, en cambio, es capaz aún de galopar en las tierras del futuro.

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