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Unidad y contundencia es la consigna. La prueba de fuego es que se cumpla. La Unión Europea pregona una cerrada unión en la guerra comercial declarada por Trump al resto del mundo. Se repite tanto, que entran dudas sobre la armonía de los 27 en la negociación para hacer frente al ataque americano. El ministro Luis Planas la considera necesaria, pero se le escapó un “ojalá” en TVE. Hay temor también en el sector agroalimentario andaluz.
Lo retrata uno de los principales exportadores a Estados Unidos, DCOOP con sede en Antequera, que vendió en el mercado estadounidense 270 millones de euros en 2024. En un comunicado, esta cooperativa advierte del riesgo de una división en la UE por la que algún país, sector o producto adquieran ventaja. La empresa presidida por Antonio Luque, una de las mayores productoras de aceite de oliva virgen extra del mundo, subraya que el sector agroalimentario está harto de ser víctima de acuerdos comerciales en los que salen beneficiadas a su costa las industrias siderúrgica o automovilística.
Al poner el mismo arancel a todos los países de Europa por un déficit comercial conjunto y las compras globales de Estados Unidos, habrá sectores perjudicados por el promedio y otros beneficiados. Ahí es donde Washington intentará negociaciones bilaterales para desunir a los europeos. Se recela de Meloni, Orbán u otros. No va a ser tan fácil como la estrategia solidaria contra el Covid, aunque en España el Gobierno haya aplicado el mismo protocolo de ayudas y de propaganda.
Se habla mucho del impacto sobre el aceite de oliva, pero en el corto plazo quizá no tendría efecto disuasorio sobre una clientela asentada. Un 20% de arancel supondría con precios actuales, pasar de 4 a 4,80 euros el kilo, cuando en los dos últimos años ha llegado a pagarse 8 y 9 euros. Con lo que incluso habría un menor importe en el lineal. Otra cosa es que haya una escalada arancelaria, la influencia que tenga la cosecha excepcional de este año en Turquía, que Italia acepte privilegios… Pero, sobre todo, con o sin aranceles, hay que buscar compradores para un aumento de la producción mundial de 3 a 4 millones de toneladas en los próximos dos o tres años.
Andalucía es el primer productor de aceite de oliva, con más de un tercio del total mundial; el doble que Italia y Grecia juntas. Necesita conservar el mercado americano y generar nuevos consumidores. El ministro Planas pone el acento en Japón y China, explotar el acuerdo con los 288 millones de habitantes de Mercosur y en otros países europeos. Los expertos señalan un gran margen de mejora en el norte y este de la UE. Es el momento de una apuesta promocional española y andaluza, con potentes empresas detrás. Y exigir que el sector agroalimentario andaluz, que representa más de la mitad de las exportaciones regionales a EEUU, sea defendido por las instituciones comunitarias con la pregonada unidad y contundencia.
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