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En tránsito
Eduardo Jordá
Tragaremos
Por montera
Un maestro siempre me recordaba aquella teoría sobre la gestión del tiempo reflejada en la Matriz de Eisenhower. El presidente de EEUU explicaba en dicha tesis cómo gestionar las tareas para poder organizarnos mejor y con ello ser más eficientes. Distinguía entre lo que es “urgente” y lo “importante”. Al presidente de la Generalitat Valenciana le dio por aparecer en Madrid esta semana para participar en un desayuno informativo arropado por algunos de sus colegas de partido y demás políticos. Supongo que Mazón consideró que dar una charla sobre su gestión de la dana y tratar de rearmar con ella su maltrecha situación política era urgente. Me hizo recordar el sensible día en el que el presidente Zelensky salió por primera vez de Ucrania mientras era bombardeada por los rusos. Zelensky vivía escondido en búnkeres. Grababa sus mensajes y cada día pernoctaba en un lugar diferente por seguridad. No veía a su esposa ni familia. Vivía por y para defender a los suyos de la invasión. La gravedad de la situación exigía pedir ayuda a su aliado Biden por lo que trescientos días después viajó a Washington. Carlos Mazón no preside un país en guerra, pero sí una comunidad por la que pareciera que ha pasado por encima una de ellas. 227 personas muertas por no haber alertado a tiempo a la ciudadanía. Y ésta es la clave: importante, que no urgente. La cuestión es quién vigilaba el Barranco del Poyo. ¿Qué dijeron la Aemet, la Confederación Hidrográfica del Júcar, dónde estaban la ministra Ribera, la delegada del Gobierno, qué decisiones tomó, desde dónde y qué hizo o dejó de hacer Carlos Mazón? El presidente valenciano ha considerado que ya era momento de salir del barro y calzarse con mocasines. Por darle urgencia a arreglar su imagen personal se olvidó de lo que realmente es importante: trabajar al lado de su pueblo para restablecer todas sus necesidades y no dar charlas que solo provocan la crispación social. Ha vuelto a errar haciendo oídos sordos a quienes le recomiendan mantener un perfil bajo. Mazón ha ignorado la ley de la crisis prioritaria que es cuando una situación alcanza un nivel de urgencia extrema, cualquier otro asunto, por más importante que sea, pierde su prioridad hasta que el trance sea gestionado o estabilizado. Mazón intenta abarcar demasiados problemas importantes a la vez, sin resolver lo urgente, por lo que ha reavivado la importancia de su dimisión cuando no es lo más urgente.
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