El veraneo

LE quitan a la playa la bandera azul y el verano ya no es lo que era. Es una pena que el pueblo se pierda el momento sublime del izado de esa enseña tan gaditana y trimilenaria, arrebatada por la tirria que le tienen a Cádiz y a su alcaldesa... Pero lo siento, si no hay bandera azul nos vamos.

Se me desgarra el alma separarme de la playa, de mi playa y de sus delicados usuarios: de los entierracolillas, los comepipas o los meaorillas, de esa adorable Guarrilla Urbana que decora la bajamar con vasitos de yogur, latas, compresas y tiritas. Me parte el corazón no poder acudir a las barbacoas y otras elegantes fiestas veraniegas, como el festival aéreo o los conciertos juveniles (aunque este año como la cosa está cortita sólo vendrán el avión de Rumasa y Los 5 Latinos, respectivamente).

Así que nos iremos otra vez a la Urbanización El Bostezo. No es Tostongrande pero está muy bien. En Villa Aután tienen ustedes su casa. Allí pasamos un verano muy divertido: en barrer el porche, limpiar la piscina, cortar el césped o ir al Makro se te van los días. Y hablando del Makro, en julio vendrán unos parientes muy guais de Madrid, con los suegros y sus chiquillos (dos de ellos hiperactivos diagnosticados). Va a ser fantástico. Ya he comprado en Ikea un frigorífico con puerta giratoria y todo. Y algún día iremos a comer a la venta La Salmonela Verde.

Los críos irán otra vez en agosto a un campamento. Ya se sabe, a estos niños de ciudad, siempre delante de la pantallita, ha de darles el aire y el sol. Es un consejo del psicopedagogo del cole y de la Clínica Dermatológica Molokai. Así que irán de nuevo a la Granja Escuela Melanoma. El año pasado volvieron encantados del contacto con la naturaleza y la fauna autóctona: vieron una gallina viva, una vaca (bueno, no "directamente" sino su rastro: una plasta enorme) y unos mosquitos africanos muy agresivos; y a la niña además se le subió un caracol por la pierna.

Es que no hay nada como el veraneo. Además, antes de irme podré disfrutar del fino humor de los juanillos. Es algo tan nuestro…