La victoria de Putin es Trump

Crónicas levantiscas

20 de febrero 2025 - 03:04

La mayor victoria política de Putin es Donald Trump, lo fue hace cuatro años y ahora regresa con toda su crudeza, aunque no por avisados nos resulta menos indigno. Hitler culpó de modo falso a los polacos de una incursión militar en su frontera en septiembre de 1939 para esgrimir un casus belli con la que justificar la invasión del país vecino, y ahora es Trump quien culpa a Volodimir Zelenski de provocar una guerra que, en realidad, inició el régimen de Putin con la ocupación ilegal de Ucrania para que ésta volviera al círculo imperial de la vieja Rusia. Sí, no por esperadas, las canalladas del nuevo presidente de Estados Unidos dejan de causar un profundo bochorno.

Trump quería acabar con la guerra de Ucrania al precio que fuera, y para ello intenta someter a Zelenski a un doble chantaje con la colaboración de Putin: de un lado, Estados Unidos restablece las relaciones políticas y comerciales que rompió con Rusia a raíz de la invasión, normaliza a Putin y a su régimen y, de otro, le pone un precio inasumible a la garantía de protección futura de lo que quede de país, el 50% de los beneficios de la extracción y venta de los yacimientos de las tierras raras.

En efecto, Trump quiere el final de la guerra, aunque sea por rendición de la bandera ucraniana. Estamos observando en estos días el lado más descarnado de su habitual estrategia de negociación, que no es otra que la del matonismo. Intenta ablandarlo, reducirlo y acojonarlo hasta que acepte un cese de hostilidades sin importarle mucho el futuro del país; le llama dictador, le culpa de las miles de muertes de sus compatriotas y socava el apoyo popular que le queda en Ucrania después de tres años de una heroica pero sangrienta guerra. El siniestro Sergéi Lavrov le aplaude porque es el primer líder occidental que ha comprado los argumentos de Putin para la invasión.

Ni G-7 ni G-8 ni G-3, Trump aspira a un planeta G-2 en el que Estados Unidos se pueda concentrar en su objetivo chino, aunque para ello tenga que tirar noventa años de alianza del mundo occidental al basurero de la historia. Y es en este contexto en el que la Rusia de Putin debe ser complacida con su propia esfera de influencia para que deje de molestar. Es una solución parecida a la que el primer Trump pactó con los talibanes, entregarles Afganistán a cambio de que se abstuvieran de apoyar a grupos terroristas de la esfera internacional. Entonces, las víctimas fueron las mujeres afganas; ahora, el pueblo ucraniano.

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