El alquiler y los jóvenes

Ni un día. Un total de 8.500 solicitudes de jóvenes entre 18 y 34 años recogió la Junta en unas horas esta semana para solicitar hasta 250 euros para el pago del alquiler. El tope marcado para decidir ahora quiénes serán los 5.700 beneficiarios finales de estas ayudas, concedidas por el Gobierno central y que suman hasta 2027 más de 34 millones. Afortunadamente, en esta segunda edición del Bono Joven de Alquiler se subsanaron los problemas informáticos de la primera y es de esperar que se resuelvan con agilidad los expedientes. En esta semana en la que la vivienda ha centrado el debate político, con propuestas del PP y del Ejecutivo de Sánchez, la elevada demanda del bono joven en la comunidad autónoma es un buen ejemplo del problema en general y del que afecta a este segmento de población en particular. El propio Alberto Núñez Feijóo y sus barones han hecho suyas algunas de las medidas que ya aplica la Junta. Como la reducción hasta el 4% del impuesto de Transmisiones, que en el caso andaluz es del 3,5%, por la compra de un piso para residencia habitual. O las garantías de la Administración, acordada con los bancos, para cubrir hasta el 20% del coste del primer inmueble. Pero el desafío no es uniforme. Nada tienen que ver los mercados altamente tensionados, también por el turismo, en las principales ciudades andaluzas, como Málaga y Sevilla y Cádiz, con los precios de compra o de alquiler en zonas del interior, más despobladas o con déficit de infraestructuras. Pero por encima de todo, existe un desequilibrio entre oferta y demanda imposible de corregir a corto plazo. El último Barómetro Inmobiliario de octubre cifraba en 50.000 las viviendas nuevas anuales que precisa Andalucía hasta 2027. Por eso urge actuar dentro del mercado actual. Con incentivos para evitar pisos vacíos y seguridad jurídica en los alquileres.