Gasto en defensa: una cuestión de Estado

Las turbulencias de la situación internacional, multiplicadas de forma muy acusada desde el triunfo de Donald Trump en las elecciones del pasado noviembre en Estados Unidos, se reflejan cada día con más intensidad en la política nacional. A pesar de que, hasta ahora, el Partido Popular y su líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, han preferido mantener un perfil bajo y han guardado un significativo silencio sobre los primeros pasos de la Presidencia de Trump y sus implicaciones para Europa, hay cuestiones que van a tenerse que abordar de forma perentoria. Y habrá que hacerlo desde una perspectiva de Estado. La primera de ella está ya sobre la mesa y es la necesidad de incrementar de forma sustancial el gasto militar, una exigencia insoslayable que le va a ocasionar más de un problema a Pedro Sánchez. La inestable coalición de gobierno que forman los socialistas con Sumar volverá a ser puesta a prueba con esta cuestión. La vicepresidenta Yolanda Díaz y los ministros que forman parte de su grupo han realizado declaraciones reiteradas en el sentido de que se va a oponer con fuerza a cualquier medida que suponga desviar mayores recursos a inversión en defensa. Los planes del Ejecutivo pasan por elevar progresivamente el dinero que se dedica a este capítulo hasta llegar en 2029 a un 2% del PIB, en línea con el compromiso adquirido con los socios europeos. Este porcentaje, que España ha asumido con retraso pero que aun así no tiene fácil lograr, ha quedado desfasado por una situación geoestratégica que ha evolucionado de forma muy rápida. La propia inestabilidad del Gobierno, incapaz de llevar unos Presupuestos al Congreso, dificulta enormemente cualquier actuación en esta dirección. Esta es una de las cuestiones que de forma prioritaria tienen que salir del diario rifirrafe de la política. Los dos partidos de Estado tienen que demostrar que en cuestiones que son prioritarias para la seguridad nacional y para el sistema de alianzas de España pueden ir de la mano.