Montero y el rompecabezas de la financiación

La doble función de ministra de Hacienda y de líder de los socialistas andaluces, y por lo tanto aspirante a la Presidencia de la Junta, obliga a María Jesús Montero a mantener equilibrios políticos que en más de una ocasión se le pueden volver en contra, sobre todo en lo que se refiere al delicado asunto de la financiación autonómica. El próximo 26 se va a reunir en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que es el órgano en el que el Gobierno central y las comunidades autónomas discuten y llegan, al menos teóricamente, a acuerdos sobre esta cuestión. Sobre el encuentro va a planear, inevitablemente, el pacto al que llegaron el pasado verano los socialistas con Esquerra Republicana para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio del compromiso de un trato financiero privilegiado para Cataluña. Conforme se acerca la fecha de la convocatoria, Montero intenta soslayar esta cuestión para centrar el debate en su oferta de condonar parte de la deuda autonómica, que sería asumida por el Estado, lo que dejaría a las comunidades con un mayor margen de maniobra para dedicar recursos a sus políticas troncales, como la sanitaria y la educativa. Visto desde Andalucía, la reducción de la deuda se puede considerar como un gesto positivo, que, en ningún caso, resuelve sus dos problemas fundamentales: una infrafinanciación que le resta competitividad ante otras zonas del país más desarrolladas y el agravio que supondría fijar un sistema de privilegio para Cataluña que detraería recursos de otras regiones y que perjudicaría de forma muy acusada a la nuestra. Resolver este complicado rompecabezas debe ser una cuestión prioritaria para que María Jesús Montero consolide su apuesta por Andalucía.