El PSOE y la bandera de la igualdad

La dirección del PSOE confirmó ayer la anticipación de su 41º Congreso Federal, de carácter ordinario, que se celebrará en Sevilla desde el 29 de noviembre –una fecha rectificada a las pocas horas porque la inicialmente anunciada, el 15 del mismo mes, generaba problemas de logística– y que el actual secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se presentará a la reelección. El momento elegido es especialmente delicado: al inicio de un curso político incierto y marcado por la inestabilidad de la XV Legislatura de las Cortes Generales. Tras resolver la investidura de Salvador Illa y aumentar con ello sustancialmente la cuota de poder territorial socialista, Sánchez reta a las voces críticas en el partido contra el precio pagado para conseguir ese logro. La concesión de una financiación singular para Cataluña que permita a esta comunidad recaudar el 100% de los impuestos y pagar una cuota por los servicios que le presta el Estado –sin cuantificar en el pacto entre socialistas y ERC– ha puesto en alerta a distintas voces del PSOE que opinan, en línea con los partidos de la oposición, que se pone en riesgo la igualdad, una de las señas de identidad del partido. La elección de la capital de Andalucía no parece al azar, porque la dirección de los socialistas andaluces asume lo pactado y lo defiende. Sánchez quiere dejar clara la vigencia de su hiperliderazgo apenas unos meses después de poner a la organización ante el vértigo de tener que sustituirle cuando amagó con renunciar. El propio adelanto del cónclave es un aviso a los críticos, que tendrán que enfrentarse a los congresos territoriales que seguirán al federal. El PSOE, y aún más el andaluz, siempre ha enarbolado la bandera de la igualdad y en ella se residenció gran parte de su apoyo electoral. La cita sevillana confirmará si el proyecto de España “plurinacional” se impone a la idea de país igualitario y qué efectos tiene en el electorado este giro identitario.