¿De dónde se va a sacar el dinero?

Europa ha entrado en una era de rearme. Estados Unidos, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, ha dado por concluido el largo periodo surgido de la Segunda Guerra Mundial en el que la primera potencia mundial garantizaba la paz y la estabilidad geoestratégica del continente. Es una realidad a la que hay que hacer frente y que se produce en un momento en el que las ansias expansionistas de Rusia, demostradas en la guerra de agresión a Ucrania, ha roto los consensos con los que ha funcionado el mundo durante décadas. Washington ha cerrado el paraguas defensivo bajo el que se cobijaba Europa y el continente intenta recomponerse del golpe recibido. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expuesto en Bruselas un plan para movilizar 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años para gastar en armamento y asegurar que la UE tendría unas fuerzas armadas con capacidad para hacer frente a una agresión sin tener que depender de Washington. Esta cantidad se nutriría de desviar para ese fin dinero de los fondos estructurales y de mutualizar deuda, como ocurrió ya en la pandemia. Pero la mayor parte de los recursos tendría que venir de los presupuestos de los países miembros. Ahí surge un debate que si en Europa es incipiente en España no está ni planteado. Nuestro país está a la cola en gasto de defensa y su participación en una iniciativa como la que ha lanzado Von der Leyen tendrá un impacto serio sobre las cuentas públicas y en el mantenimiento del escudo social que ha constituido la preocupación básica del Gobierno. Es hora de que la cuestión se ponga encima de la mesa y de que se señalen prioridades y líneas rojas. La pregunta es clara: ¿de dónde se va a sacar el dinero para que España cumpla sus compromisos de defensa? La respuesta la tiene que dar el Gobierno, pero implica a toda la sociedad.