Un turismo de récord

La reciente feria internacional de turismo, Fitur, que acaba hoy en Madrid, ha servido un año más para constatar el empuje de un sector que el año pasado generó un movimiento económico superior a los 28.600 millones y que emplea a más de 400.000 personas en Andalucía. Todos los marcadores son positivos. Desde los 82 euros por persona y día que gastaron como media los 36,2 millones de visitantes que recibió la comunidad autónoma en 2023. Cifras calificadas de “históricas” por los máximos responsables de la Junta y la Consejería de Turismo. Un empuje que procede tanto de los viajeros nacionales como de los internacionales que ven en la región un destino preferente. Además, también hay datos esperanzadores de ruptura de la estacionalidad. Ya no es sólo el verano andaluz el gran atractivo de la oferta sino que también crecieron el año anterior un 10% las entradas de enero a marzo. Es cierto que las altas temperaturas que se registran en la mayoría de las provincias durante los meses del estío retraen, fundamentalmente, al turismo nacional, que representa el 64% del total de los turistas. El optimismo también impera para 2025, donde se espera llegar a los 37 millones. Pero el récord continuo conduce a medio plazo a la insostenibilidad. El propio Juanma Moreno prioriza la calidad. Nadie duda de que estamos ante un motor esencial para la economía andaluza. Pero los desequilibrios que ofrece el modelo actual deben ser corregidos. La Junta defiende que hay que alinear los intereses de la industria y de los viajeros con los de la población local. El diagnóstico es certero. Falta implementar las soluciones. El consumo de agua, el energético y la vivienda son bienes que hay que preservar de los excesos. La futura ley del turismo será un buen punto de partida.