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En 2008 se publicó mi libro Una mujer de mujeres, con prólogo de Pepe Griñán, en el que escribió lo de "las empinadas cuestas", origen del título genérico de mis columnas. En 2021, saldrá otro publicado por la editorial Renacimiento que se llamara Al amparo del feminismo, conversaciones con el catedrático feminista Octavio Salazar, muy sugerentes, porque Octavio, con su sabiduría, así lo ha sabido organizar, pero de este libro hablaremos, y mucho, cuando llegué su presentación en sociedad.
Terminaré este horrible 2020 escribiendo sobre mujeres, a propósito de una tarde mágica en la que nos encontramos tres mujeres y hablamos de literatura; ocurrió en Sevilla el 25 de noviembre; fuimos Mercedes de Pablos y yo, a oír y conocer a Anna Caballé, que participaba en una mesa redonda, organizada en la Casa de los Poetas y de las Letras, en la que intervenían además, Eduardo Jordá y Juanjo Téllez, bajo el título de Estampas literarias de España y Ultramar; tres intervenciones maravillosas en una tarde de perros por la lluvia; éramos muy pocos los asistentes a un acto que ni se transmitió por streaming ni se grabó, con lo cual somos muy pocos los que tuvimos la fortuna de oírlos. Era en el espacio Santa Clara, precioso, pero que está en obras de acceso, y llegar a él es como si atravesaras las alambradas de una campo de concentración, y más en una oscura tarde de lluvia. Al terminar, Mercedes de Pablos y yo fuimos a ver y conocer personalmente a Anna Caballé, escritora, crítica literaria, profesora de Universidad en Barcelona y Premio Nacional de Historia.
Anna Caballé es un referente para nosotras por su trabajo, su obra y su feminismo. Los organizadores se fueron y nos indicaron en qué hotel se quedaba; eran las 6 de la tarde y nos cerraban todos los bares de Sevilla; había hecho 6 horas de AVE desde Barcelona, sin probar bocado y no sabíamos que hacer; terminamos en mi casa, las tres, con Víctor, el arquitecto, catedrático e historiador que nos preparó algo, poco, de comer, y allí nos quedamos en una tarde-noche inolvidable.
Yo conocía su libro El feminismo en España y Concepción Arenal: la caminante y su sombra. Después de estar con ella, leí sus Cinco conversaciones con Carlos Castilla del Pino, un hombre que ha sido también un referente en mi vida y en la de muchas personas y Carmen Laforet: Una mujer en fuga en colaboración con Israel Rolón. Hablamos de sus libros y mucho de Carmen Laforet; leí el libro sobre ésta y todavía estoy bajo sus efectos. El libro debería ser de conocimiento obligatorio para entender lo que ha sido el dolor y el sufrimiento de la vida de las mujeres en la España de la postguerra; una mujer que gana el premio Nadal en 1945, con 22 años, por esa grandísima novela que se llama Nada, que tiene 5 hijos y que fue siempre "una mujer en fuga", afortunada y privilegiada, pero queriendo tener vida propia, algo muy difícil de conseguir. Oír a Anna Caballé, la biógrafa, y luego leer el libro, ha sido de lo mejor de este maldito 2020.
Y todo esto, acompañada por mi amiga, periodista y escritora, Mercedes de Pablos, que el 20 de octubre, en el mismo espacio Santa Clara, también con lluvia, había presentado, esta vez con mucha más gente: el alcalde de Sevilla, el primer teniente de Alcalde, Antonio Maillo y Manuel Pimentel -ninguna mujer y ella lo sabe-, su libro Jonás: Mapa para el buen traidor en el que narra "la vida de un joven gay sevillano, militante del PCE, cuyo mundo se tambalea mientras prepara una tesis doctoral sobre el histórico dirigente comunista José Díaz"(Jesús Morillo). "Quería escribir una historia en dos planos, dice la autora, en los que la figura de Jose Díaz fuera vista por un personaje lejano y joven. Un joven que se declara comunista tras el siglo XX y conocer que fue desde el estalinismo a la caída del telón de acero, pasando por la primavera de Praga. Y de otro, un personaje que representa la revolución de los pobres la promesa de libertad emancipadora", pero lo más importante del libro es, sin duda, la madre de Jonás, una mujer divorciada, que es el apoyo de un Jonás que tendrá que enfrentarse a problemas morales como los de la eutanasia, cuando su abuela ingrese en un hospital con un ictus. La relación con su madre es poliédrica, ella es el gran personaje de este libro que tendría que llamarse La madre de Jonás. Un prodigio de mujer.
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