Francisco de Paula Romero Garat

Actualidad y prospectiva sobre las necesidades de la Armada española

Tribuna de opinión

El autor analiza las necesidades presentes y futuro de la Armada española para responder con eficacia a las misiones que afectan a la defensa nacional y a las asignadas en otros mares

Grupo de combate Dédalo, de la Armada española, atracado en Rota.
Grupo de combate Dédalo, de la Armada española, atracado en Rota. / Román Ríos/Efe

23 de febrero 2025 - 07:00

España, tanto como nación individual independiente, como nación perteneciente a la Unión Europea (UE), aliada a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tiene definida su geoestrategia de Defensa y Seguridad en documentos nacionales, europeos y aliados.

La política de defensa concretada en la Directiva de Política de Defensa, determina los objetivos de la defensa nacional y los recursos y acciones necesarias para obtenerlos. Estos objetivos se definen en la Directiva de Defensa Nacional (DDN), que constituye la base del Planeamiento de la Defensa Nacional y de la Defensa Militar. La política de seguridad de España se integra en el contexto internacional a través de su presencia en organizaciones internacionales, su participación en operaciones de paz y su vinculación a diversos tratados.

Otros documentos y directivas como el “Concepto de empleo de las Fuerzas Armadas (FAS)” (CEFAS), la Estrategia Nacional de Seguridad (ENS), y la recién publicada para el ámbito marítimo, Estrategia Nacional de Seguridad Marítima (ENSM), completan las bases para desarrollar la geoestrategia y definir las necesidades y las capacidades necesarias a corto, medio y largo plazo. Un proceso que finaliza con documentos esenciales para todos, los Objetivos de Capacidades Militares (OCM) y los Objetivos de Fuerza a Largo Plazo (OFLP), objetivos que a su vez se han armonizado con los Objetivos de Capacidades Europeos, “European Capability Plan” (ECP) y con las necesidades de la OTAN. En ellos se determinan y numeran las capacidades que hay que dotar a las Fuerzas Armadas de forma prioritaria para hacer frente a los riesgos y amenazas.

Estos procesos se llevan a cabo en unas fechas determinadas para unos periodos concretos, se hacen con referencia a los riesgos y amenazas existentes y que pudieran preverse, determina las capacidades de acuerdo con el estado del arte de las tecnologías existentes, y claro, hay que ser realistas, de acuerdo con las disponibilidades presupuestarias.

En todo este proceso se está condicionado además por las misiones permanentes que tienen las FAS, misiones que son el reflejo del compromiso de las Fuerzas Armadas con los ciudadanos y un elemento de unión nacional y de solidaridad entre los españoles, y así, todos los días del año, todas las horas del día, las unidades y mandos de la estructura operativa de las FAS están alerta para hacer frente a cualquier amenaza contra la seguridad en los espacios de soberanía e interés nacional, labor que se amplía con el apoyo que prestan en situaciones de riesgo o catástrofe colaborando con las autoridades civiles en misiones de protección civil, o en cualquier caso que requiera el auxilio a los ciudadanos.

En el contexto de responsabilidades y misiones, es la Armada la encargada de proteger y defender los espacios marítimos nacionales y los internacionales, con sus socios y aliados. España es un espacio geoestratégico abierto a tres continentes a través del mar, por el que llega la mayor parte de los recursos económicos. La Armada trabaja para la libre circulación de mercancías, protege las fronteras, auxilia a personas con dificultades, vigila la inmigración ilegal y las mafias y apoya a los otros Ejércitos en cualquier misión que se le solicite.

La Armada tiene encargada amplios y concretos cometidos definidos en sus documentos preceptivos relativos a la protección de sus rutas marítimas e infraestructuras críticas.

A esto hay que añadir los objetivos del Estado para con la Armada en cuanto a Seguridad Marítima incluidos en la nueva Estrategia Nacional de Seguridad Marítima (ENSM) que complementan las responsabilidades anteriores.

En definitiva, un sinfín de misiones y responsabilidades que junto a las operaciones actuales relacionadas con la participación exterior en operaciones relacionadas con nuestra pertenencia a ONU, OTAN y UE, hacen, deben de hacer que la Armada cuente con las capacidades necesarias para ello.

En el escenario estratégico, hoy en día hay una reducción notable del orden internacional, es común el empleo de estrategias híbridas que combinan procedimientos convencionales con otros de tipo asimétrico, y, proliferan acciones, incluidas las marítimas, desarrolladas en la zona gris, justo al límite de nuestro umbral de respuesta convencional. Nuestros escenarios de actuación situados donde se encuentran los intereses marítimos de España se han ampliado y alejado, es previsible que el desplazamiento del centro de actividad mundial hacia el Pacífico provoque la aparición de nuevas áreas de interés aún más alejadas.

En cuanto a capacidades, es necesario entender el concepto que parte del significado académico, para la RAE capacidad significa “la cualidad de ser capaz”, pero también se refiere a “los recursos y actividades que debe de tener un individuo, entidad o institución para desempeñar una determinada tarea o cometido”, es decir, en nuestro caso, para la Armada, se traduce en que tenga todos los elementos humanos, materiales y económicos para que sea capaz de llevar a cabo con solvencia las responsabilidades y misiones asignadas, y esto es lo que me determina a, antes de entrar en el futuro, veamos el presente mediante una pregunta, ¿tiene la Armada actual las capacidades necesarias suficientes para llevar a cabos sus misiones y responsabilidades de acuerdo con la situación geoestratégica actual?

Para responder a esta pregunta tan delicada como crítica es necesario conocer los tres ámbitos en los que la Armada, al igual que el resto de las Fuerzas Armadas, plantea el estudio de capacidades: el personal; el material; y el económico.

En cuanto al recurso de personal hay que decir que, como dice el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), el personal es el más importante de nuestros recursos, pero, considerando en su conjunto, también es el más rígido, hoy nuestros efectivos tanto de personal militar como civil pudieran resultar insuficientes para satisfacer todas las necesidades, necesitamos más recurso de personal para hacer frente a las amenazas en permanencia, durante las 24 horas de cada día de todas las semanas de todo el año.

En cuanto al recurso material, es necesario convenir que hay una evolución continua y enormemente trepidante cuando nos referimos a la tecnología, una evolución que plantea retos que afectan a la misión de la Armada, que debe estar preparada para actuar de manera eficaz en todo el espectro de operaciones en la zona gris, y hasta los escenarios convencionales de enfrentamiento en la mar con un grado de autonomía acorde a los intereses de España. En este amplio contexto, el material actual de la Armada también pudiera resultar en algunos aspectos insuficiente, ya que no se tienen todas las capacidades necesarias para poder hacer frente a los riesgos y amenazas hoy definidos, ni en el ámbito tecnológico, ni en el logístico, ni en el número de unidades, además, algunas tecnologías de nuestra fuerza están obsoletas de acuerdo con los saltos tecnológicos que están representando las amenazas, o no son las convenientes, o no son las necesarias, y los cargos de nuestras unidades y los stocks de nuestros almacenes y arsenales no son los operativamente suficientes.

Con respecto a lo económico, España, como los países de su entorno, sobre todo desde que pertenecemos a la OTAN y a la UE, el escenario económico es cambiante, yo diría que incluso algunas veces sorpresivo o inesperado, pero precisamente por esos compromisos, nuestra nación y su Estado están sometidos a los compromisos de pertenencia y a sus exigencias económico-administrativas. La OTAN hoy nos exige llegar a más del 2% del PIB en gastos de defensa, y la UE, aun financiándolos, exige unos niveles similares. España está tomando conciencia y los presupuestos se van adecuando, pero en la actualidad, el recurso económico sigue siendo insuficiente.

Desde el punto de vista del presente, es quizás lo primero y más prioritario a tratar, es decir, recuperar y modernizar las capacidades actuales, habría que tomar unas decisiones rápidas para hacer frente a algunas carencias importantes para hacer frente en las operaciones actuales a los riesgos y amenazas que representan. En la actualidad, la Armada, además de las unidades dedicadas a su misión principal, participa en Operaciones “reales” en zonas críticas con riesgos y amenazas importantes: en la zona del Índico y Mar Rojo, la Operación ATALANTA; así mismo participa en operaciones OTAN de vigilancia real del tráfico marítimo sospechoso en el Océano Atlántico, Mar Mediterráneo, Mar Cantábrico, Mar del Norte, Mar Negro, etc; participa periódicamente en la Operación “Sea Guardian” en el Mediterráneo; mantiene en permanencia unidades destacadas en las Fuerzas de Acción Rápida de la OTAN, SNMG’s y SNMCMG’s; y unidades de la Armada se integran eventualmente en Grupos de Combate americanos y europeos.

Y, de entre todos los escenarios reales, el Mar Rojo, y en menor nivel el Mar Negro, son hoy en día los más críticos y conflictivos, y más aún son los estrechamientos de su litoral donde además de ser zonas vulnerables en cualquier momento, más lo es ahora con el conflicto palestino-israelí y el ruso-ucraniano, donde algunos países ribereños y otros del Golfo Pérsico han tomado partido. El entorno del Mar Rojo es un punto geoestratégico fundamental con el paso del canal de Suez, y sobre todo el Estrecho de Bab al Mandab y sus proximidades, son los puntos más críticos por la permanente amenaza Hutí y el apoyo de Irán. La navegación en esas aéreas es crítica tanto para plataformas civiles como militares, nuestras unidades no tienen las suficientes capacidades necesarias defensivas de autoprotección ante ataques de las amenazas en la zona.

Estos escenarios que nos cogen lejanos en la distancia, no lo es para los intereses nacionales cuando periódicamente navegan por sus aguas, estrechos y canales, multitud de buques militares y civiles de todo el mundo, es escenario de paso de nuestras fragatas asignadas a la Operación Atalanta, de otros buques de la Armada en tránsito, y de muchos barcos de nuestra flota mercante, pesquera y deportiva.

En relación con el presente, es necesario también adquirir urgentemente capacidades para hacer frente a la denominada Guerra en las Profundidades “Seabed Warfare”, una gran mayoría de países están dotándose de forma urgente y prioritaria de capacidades para hacer frente a las amenazas que suponen los ataques a infraestructuras críticas que usan el fondo marino a cualquier profundidad.

Miremos ahora al futuro, la evolución, la Armada está en estos momentos en una fase de esfuerzo y expansión para obtener las capacidades necesarias, un esfuerzo que debiera de continuar para tener esa Armada que pueda hacer frente a los riesgos y amenazas reales en la mar y desde la mar. Es el propósito permanente de sus mandos que la Armada sea siga siendo decisiva y relevante para mejorar el presente y prepararse para el futuro.

El Jefe del Estado Mayor de la Armada, AJEMA, ha presentado recientemente un documento la “ARMADA 2050” en los que define las misiones y las capacidades del futuro a largo plazo.

Para ello, cualquier barco, avión, helicóptero, base, arsenal, sistema, equipo, etc, que pensemos para el futuro, no solo pasa por las nuevas, innovadoras y disruptivas tecnologías, sino también por la transformación digital de su entorno para una Armada 4.0.

A corto y medio plazo, la Armada debe estar preparada para actuar de manera eficaz en todo el espectro de operaciones en la zona gris, y hasta los escenarios convencionales de enfrentamiento en la mar con un grado de autonomía acorde a los intereses de España.

Pero, ha sido necesario llevar a cabo previsiones y prospectivas tecnológicas para el futuro a medio y a largo plazo, como se ha hecho en el documento Armada 2050 citado, y, además, hacerlo en los diferentes entornos físicos estratégicos que le afectan; el Terrestre, el Marítimo, el Aéreo, y el Espacial, y dentro de estos, los entornos tácticos que nos corresponden: el de Superficie; el Aéreo; el Submarino incluyendo la protección de los fondos marinos; el Electromagnético; y el Cibernético.

La Fuerza Naval que vamos a necesitar, además de cumplir con los condicionantes de Armada 4.0 y de la Armada 2050, debería de contar con unidades que puedan enfrentarse a los riesgos y amenazas definidos, desde los más avanzados a los más básicos, dentro de las prioridades establecidas, montando los sistemas y equipos más innovadores, con las tecnologías más avanzadas.

En este contexto, actualmente a corto y medio plazo, la Armada, con los programas Fragata F-110, Submarino S-80, Buques de Acción Marítima BAM y de Intervención Subacuática BAM-IS, programas europeos “European Patrol Corvette” EPC y concepto escolta 4E, Buque Hidrográfico Costero BHC, Embarcación de Apoyo a Buceadores EAB, Buque de Aprovisionamiento en Combate BAC, etc, está dando pasos para ello, desarrollando parte de su Programa Naval de plataformas de futuro que cumplan los requisitos para contar en parte, con una marina oceánica de acción naval, y con una marina de litoral de acción marítima, ambas con tecnologías y sistemas en el estado del arte, pero, quedan muchas incógnitas y sería oportuno profundizar en la visión de la Armada 2050.

Por otra parte, independientemente de los programas en curso, hay que hacer frente continuamente al cortoplacismo necesario de acuerdo con la situación geoestratégica cambiante, es decir, a las necesidades operativas urgentes.

Entrando en prospectiva y sin haber llevado un estudio profundo futurista a medio y largo plazo como pudiera ser el definido en Armada 2050, con las directivas anunciadas, el planeamiento detallado, y los objetivos de capacidades, me atrevería a proponer que, contando ya con las tecnologías emergentes como son la IA, la computación cuántica, etc, para una Armada más fuerte, más ágil y mejor preparada para ser decisivos en el combate, necesitaríamos:

Una Armada oceánica para hacer frente a las amenazas globales tanto individualmente como en alianzas, con medios de proyección estratégica capaz de proyectar allende nuestras fronteras una fuerza naval de superficie, submarina y aérea sólida todos ellos con las capacidades tecnológicas que le correspondan.

Una Armada de litoral más potente que pueda hacer frente a la cada día más fuerte amenaza a nuestros espacios marítimos de interés tanto en superficie como debajo de ella en cualquier profundidad, y colaborar en aquellos otros espacios marítimos de interés para nuestros aliados.

Una Armada que cuente con una Fuerza expedicionariay de Protección local más potente que sea la proyección del poder naval en tierra, una fuerza que a su vez pueda proteger eficientemente nuestra bases e instalaciones, y que tengan capacidades de operaciones especiales en el ámbito naval.

Todo ello debe de estar acompañado de un desarrollo hacia un apoyo logístico 4.0 completo que cuente con un Sostenimiento inteligente basado en un aprovisionamiento y un mantenimiento inteligentes que agilicen el sistema logístico de forma eficaz y permanente, dicho de otra manera, desarrollar también de forma prioritaria el concepto del Almirante Jefe del Apoyo Logístico de la Armada (AJAL), “Arsenal Inteligente”.

Y, por supuesto, si queremos una fuerza altamente operativa y con un sostenimiento moderno avanzado, es necesario y prioritario contar con el personal, la espina dorsal y el corazón latente de cualquier organización o institución, un personal preparado y adiestrado que esté altamente cualificado en todos los niveles para que la fuerza tenga la disponibilidad permanente que se le exige durante todos los días de año, un personal en cantidad suficiente para que pueda a su vez alternarse y relevarse para una conciliación familiar y social también determinante en la moral y en el espíritu de trabajo.

En definitiva y concluyendo, es urgente y prioritario actuar en lo actual, lo de ahora, el presente, es prioritario corregir y modernizar lo que se tiene. Hay que solventar urgentemente las carencias existentes, las prioridades y necesidades operativas mandan.

Y es necesario por supuesto, actuar con respecto al futuro a medio y largo plazo. La Armada lo está haciendo poco a poco, el proceso de planeamiento de capacidades actual y el concepto “Armada 2050”, así lo atestiguan, aunque creo que hay que ser más ambiciosos como lo están siendo los países de nuestro entorno si de verdad queremos una Armada realmente eficiente y decisiva en el combate en el futuro.

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