Jesús Jordano

Groenlandia

La tribuna

10378944 2025-01-11
Groenlandia

11 de enero 2025 - 03:05

In memoriam José Luis Mompín Ordax, que puso la banda sonora a mi vida

PARA alguien como el que escribe estas líneas, que tenía 20 años en 1985, Groenlandia es el himno de la movida madrileña con la canción de los Zombis y su célebre estrofa “Y yo te buscaré en Groenlandia, en Perú, en el Tíbet, en Japón, en la isla de Pascua”. Pero la canción que pretende cantar el próximo presidente de los Estados Unidos no es esta. Más bien recuerda a la canción del presidente Monroe; esto es, la “doctrina Monroe”, plasmada en la frase “América para los americanos”, (en realidad doctrina acuñada por John Quincy Adams que también a la postre fue presidente). “América para los americanos” significaba que Europa no podía intervenir ni tener colonias en el continente, pero el hielo y lo inhóspito salvó a Groenlandia de las zarpas.

Lo de comprar o asaltar territorios ciertamente no es nuevo en la historia de Norteamérica. Estados Unidos compró Florida a España y Alaska a Rusia. La compra de Luisiana (desde la Luisiana hasta Montana: Nebraska, Arkansas, Oklahoma, Missouri, Dakota, etc.) fue en el año 1803. Napoleón Bonaparte, entonces primer cónsul francés, faltando al acuerdo de retroventa a España, vendió a Estados Unidos 2.144.476 km2 antes cedidos por España a cambio de territorios en Italia) por el precio de quince millones de dólares.

De forma ignominiosa, en la guerra contra México (1846) Estados Unidos invadió y robó más de un tercio de su territorio (Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado) y en la guerra contra España (1898) se apoderó de Puerto Rico y colonizó Cuba y Filipinas. Es imposible ir a México –nuestro país hermano– y no llorar la sangre derramada por sus cadetes en el Castillo de Chapultepec contra el ejército profesional norteamericano. La injustica histórica de la guerra de Cuba con la falsa excusa del Maine con una armada de madera frente acorazados es también episodio conocido y deprimente.

Las similitudes históricas son grandes. Groenlandia al igual que las posesiones compradas en el siglo XIX se trata de un territorio escasamente poblado (56.865 habitantes en 2023) dependiente de una lejana metrópoli europea (Dinamarca) y rico en recursos naturales. La tentación de hacerse un Putin para Trump es grande y así pasar a la historia del imperio americano. La anexión por la fuerza de Crimea y del Dombás puede ser ahora consagrada en una paz “negociada”.

Se atribuye a lord Curzon, la famosa frase “Las fronteras son indiscutiblemente el filo de la navaja del cual se sostienen los modernos asuntos de la guerra y la paz o de la vida o la muerte de las naciones”. En el plano jurídico en la Carta de las Naciones Unidas (artículo 2.4) se prohíbe la amenaza o uso de la fuerza por parte de Estados y sólo se permite el uso de la fuerza en dos casos: 1) La legítima defensa y 2) las medidas de seguridad colectiva tomadas por el Consejo de Seguridad cuando existe una amenaza a la paz. He escuchado en la radio a un experto en derecho internacional decir que Trump podría ser juzgado por la Corte Internacional. No he oído nada más ridículo en mucho tiempo. Ni Putin ni Trump serán jamás juzgados. En la ONU, Estados Unidos tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad. Frente a la fuerza de las superpotencias nucleares el derecho internacional se difumina y se convierte en la nada con gaseosa.

La verdad es que Groenlandia se va a colar en nuestras vidas de una forma u otra. La capa de hielo constituye un 85% de la superficie de la macro isla danesa. En los últimos cincuenta años, Groenlandia ha perdido suficiente hielo como para añadir 1,27 centímetros de agua a los mares. Si la capa de hielo que cubre Groenlandia se derritiera por completo, el nivel global del mar subiría entre unos seis y siete y medio metros. En 2020 ya se publicó un estudio elaborado por el Jet Propulsory Laboratory (JPL) de la NASA que revelaba que los glaciares de Groenlandia habrían perdido 4.890 millones de toneladas métricas de hielo entre 1992 y 2020.

Si Trump usa ilícitamente la fuerza para hacerse con el control de Groenlandia y Panamá, entiendo que el orden internacional quedaría vaporizado en un retroceso hacia el siglo XIX. El ejemplo para China puede ser terrorífico. Porque ¿quién podría negar a China su derecho a modificar las fronteras por la fuerza y anexionarse Taiwán o el territorio que le apetezca? Recuerdo otro gran éxito de la música de los ochenta que muchos bailamos con saña. Era de Golpes Bajos, la canción se llamaba Malos tiempos para la lírica.

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