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Llevo más de 20 años en la Guardia Civil y calculo que he trabajado gratis, sí gratis, algo más de tres años. La anterior frase no es fruto de una locura, ni siquiera transitoria, por las traiciones que hemos sufrido en los últimos días de quienes hasta hace poco defendían el principio de "a igual trabajo igual salario", entre ellos antiguos compañeros del cuerpo, hoy fulgurantes estrellas políticas en el Congreso de los Diputados. Soy guardia civil y en mi tiempo de servicio he sido esclavo durante algo más de tres años y tres meses. Porque esclavo es quien trabaja sin sueldo. Y ése es mi caso y el de los miles de compañeros guardias civiles que prestan sus servicios a los ciudadanos. Se lo explico. Si cobrara mi sueldo mensual de miembro de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en las mismas cantidades que perciben al mes un ertzaina o un mosso del Servicio de Tráfico, el volumen total de mi salario se agotaría en torno al día 1 de noviembre.
Trabajaría sin sueldo los dos últimos meses de ese año, mientras que compañeros de cuerpos policiales autonómicos contarían con sus correspondientes, y merecidos, salarios de noviembre y de diciembre. Se nos acabaría el sueldo antes que el año. O sea, que, si me aplican el principio anterior de "a igual trabajo, igual salario" debería dejar de vigilar la situación de las carreteras en la demarcación en la que presto servicio en el mes de noviembre, que pasaría a ser el de enero de inmediato.
Esta situación, que entiendo también usted considera injusta, ha sido consolidada el martes pasado en el Congreso de los Diputados. El Gobierno de coalición formado por PSOE y Podemos y sus socios parlamentarios han decidido que así es mejor. Que la discriminación de guardias civiles y policías nacionales debe mantenerse. Me recuerda a la situación de Estados Unidos previa a la abolición de la esclavitud. Aunque ahora no han sido congresistas del Sur los que han votado por mantener en statu quo para proteger sus privilegios esclavistas. Y también tiene visos similares al segregacionismo aplicado en su día en países como Sudáfrica o la desaparecida Rhodesia donde los sueldos, transportes, condiciones de trabajo o derechos no eran iguales para blancos y para negros. Ahora, esa situación de segregación se mantiene para los que llevan el uniforme verde de la Guardia Civil o el azul de la Policía Nacional.
¿Cómo definiría usted un Gobierno que mantiene la segregación laboral? ¿Y de qué manera podemos calificar a quienes están manifiestamente en contra del principio "a igual trabajo, igual salario"? Algunos de los que votaron el martes en contra de la igualdad salarial entre fuerzas policiales han llegado a considerarnos fachas o están preocupados por nuestra supuesta derechización. ¿Puede llamarme fascista un segregacionista? ¿Puede preocuparse por la radicalización de mi voto quien está a favor de la discriminación salarial? ¿Le parece normal que, cuando existía la posibilidad de acabar con esta situación inicua, partidos como PSOE o Podemos se hayan inclinado por conservar y proteger el sistema esclavista que padecemos los guardias civiles? Recuerde, trabajamos gratis dos meses frente a las percepciones de policías autonómicos.
Las formaciones políticas que forman el grueso del Ejecutivo incluyen en sus filas algún guardia civil que hasta hace nada alardeaban de su defensa de la equiparación salarial. Ya no podrán hacerlo. Están a favor de la esclavitud y ahí es donde discrepamos. Perseveraremos en nuestras reivindicaciones para que este Cuerpo entre en su tercer siglo de historia como uno de los mejor formados, libre de esclavitudes y de otras trabas del pasado que algunos aún defienden, como la aplicación del Código Penal Militar a sus actuaciones policiales o a su vida civil.
No me siento Espartaco, el líder de aquella mítica revolución de los esclavos ante el imperio romano, me siento un ciudadano apoyado por otros muchos que bajo las siglas de Jucil creen, trabajan, luchan y defienden una Guardia Civil al servicio de los ciudadanos. Trabajamos para acabar con esas rémoras que esclavizan a los guardias civiles y contra cualquiera de los esclavistas que quieren mantenerlas. Recuerden la próxima vez que nos llamen a votar: somos guardias civiles, no esclavos.
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