Nueve tesis sobre el (des)concierto catalán

Vista la gigantesca campaña propagandística emprendida por amplios sectores socialistas sobre el pacto catalán, me considero moralmente obligado a efectuar las siguientes nueve apostillas:

1. Se trata de una financiación singular. El sintagma financiación singular es un significante vacío, pues vale para cualquier tipo de financiación. Por tanto, hablar de financiación singular solo lo emplean los que quieren ocultar la realidad.

2. No se trata de un concierto. La realidad es que el pacto incluye un genuino concierto económico y fiscal. No quieren decirlo para no cabrear a los vascos, pero realmente es todavía más dañino. A diferencia del vasco, el concierto catalán incluye la idea de que su contribución estará supeditada a que las demás regiones hagan el mismo esfuerzo fiscal que Cataluña. Asombrosamente, el gobierno catalán quiere tener la facultad de decidir el nivel de impuestos que pagarán los demás españoles.

3. La clave del pacto es la solidaridad. Supongo que se referirán a la solidaridad de los pobres con los ricos. En efecto, el concierto incluye la célebre tesis de la ordinalidad, según la cual las regiones que más aporten deben ser las que más reciban. Derogando el principio redistributivo de la progresividad fiscal, el concierto opta por la regresividad fiscal.

4. A la gente no le importa quién recauda, sino a qué se dedica lo recaudado. En la línea de “a ti que más te da” cuando le preguntaban por el tito Berni, Patxi López pretende minusvalorar la importancia de recaudar y gestionar los impuestos. Sin embargo, se trata de una de las claves de la soberanía: soberano es el que lograr cobrar impuestos a sus conciudadanos.

5. No os preocupéis, que habrá dinero para todos. Imposible: en Cataluña se recaudan alrededor de la quinta parte de los impuestos españoles. En la misma proporción disminuirá lo que reciban las demás regiones españolas. Entonces, o reducirán servicios públicos o subirán fuertemente los impuestos en sus regiones.

6. También las otras comunidades pueden aplicar el modelo catalán. Pues entonces harían un pésimo negocio. A Cataluña le conviene ese modelo porque recauda más de lo que recibe, pero en las demás regiones ocurre lo contrario. La región que asumiese el modelo catalán quedaría todavía más infrafinanciada que antes de hacerlo. Excepto la odiosa Madrid, claro.

7. El pacto ayudará a luchar contra la corrupción. Justo lo contrario. El asunto no va solo de dinero. El concierto catalán se cargará la base de datos común española. Se producirá una fragmentación de la información fiscal. Y eso puede ayudar a los defraudadores.

8. Hay que buscar la unidad y no acoger los argumentos de los contrarios. Eso dice Ana Redondo. El problema es que, en opinión de muchos, son los socialistas catalanes los que han acogido los argumentos de los separatistas. Tampoco es una gran novedad: ya en 1976 defendía Pascual Maragall la idea de que Cataluña era una nación oprimida por España y en 2019 Iceta declaró que en España había 8 o 9 naciones (así, a voleo). No sorprende, pues, que ahora Illa haya defendido el modelo plurinacional. Lo triste es ver que muchos socialistas de otras regiones, que siempre han defendido un modelo federal nacional para España, estén a punto de pasarse al modelo plurinacional confederal. Eso sí que es asumir los argumentos de los adversarios. Salvo que los adversarios de antaño hayan mutado en aliados.

9. No se trata de ningún cambio de modelo, sino de lo que siempre hemos defendido. Eso dice Pilar Alegría. Por el contrario, se trata de un cambio radical de modelo: de federal a confederal. Ahora bien, para implantar el modelo plurinacional confederal habría que modificar la Constitución. Como es sabido, la Constitución habla de la soberanía única del pueblo español y de España como nación indivisible. La necesidad del cambio constitucional es obvia. Y también es sabido que cambiar el modelo estatal al margen de los mecanismos previstos en la Constitución constituye uno de los tipos de los golpes de Estado. Los que dicen que no están cambiando nada luego se quejarán si reaccionasen las fuerzas encargadas de salvaguardar la Constitución. El que avisa no es traidor.