Lágrimas desde Salé
Resaca mortal en Los Caños
Familiares de varios jóvenes que venían en la patera naufragada se ponen en contacto con este Diario para intentar confirmar si están entre los fallecidos
Cádiz/En Marruecos hay madres que llevan 20 años esperando una llamada de ese hijo que se marchó para cruzar el Estrecho y del que nunca más se supo. No hay nada peor que la incertidumbre de haber perdido a alguien. Una vez consumado el hecho, una vez iniciado el luto, aceptada la pérdida, se sigue caminando con la puñalada en el alma, pero vivir sin saber si esa mano que sale por debajo de una manta térmica es de tu hijo, de tu hermano, es una tortura sin comparación posible.
Yassine Atouel, un joven del barrio de Salé, cuna del reino alauita transformado actualmente en barrio residencial de Rabat, fue el primero en ponerse en contacto con nosotros para intentar confirmar que era el cadáver de su amigo Ayoub Mabrouk el que aparecía en unas fotografías publicadas por este medio. Pero no ha sido el único. Tras él han llegado más correos, más llamadas solicitando fotos, información que pueda proporcionarles algún indicio de la suerte que han corrido sus seres queridos.
El debate eterno de la conveniencia de publicar unas imágenes tan duras sigue estando ahí. Eso sí, en este caso ha servido para que una familia desconsolada pueda iniciar los trámites de la repatriación del cadáver con el consulado de Marruecos en Algeciras. Pero, además, la muerte de Ayoub, el joven de 21 años amante del kickboxin que soñaba con un futuro mejor en Europa, ha servido para que los medios de comunicación marroquíes también se interesen por unas historias que en la mayoría de los casos se silencian.
Durante esta semana, algunos medios han realizado entrevistas a la madre de Ayoub, que tras conocer el fallecimiento de su hijo pasó por momentos durísimos, necesitando asistencia médica. Ahora, una semana después, aún no consigue hablar de él sin venirse abajo. Porque Ayoub nunca tuvo intención de emigrar de su país hasta que un primo atravesó con éxito el Estrecho. “A partir de ahí algo cambió en su cabeza”, nos contó Yassine desde la casa familiar.
La cuestión es que los Mabrouk al menos tienen la certeza de la pérdida. Algo que quieren para sí otros vecinos de Salé. Uno de ellos, Rachid Assouani, se puso en contacto con este redactor a través de su correo electrónico y le solicitó información sobre Mohamed Ahmidi, un familiar que también viajaba en la patera que naufragó tras chocar con el arrecife de la playa de La Laja, en los Caños de Meca. Mohamed tiene 20 años y su familia busca noticias de una manera desesperada. Durante la conversación, que se produce en inglés, Rachid nos indica que su madre está preocupadísima por no tener noticias suyas desde el pasado 3 de noviembre, el día que se cree que la patera siniestrada salió de una de las playas de Kenitra, en la región de Rabat.
La familia de Marwen también ha solicitado más fotos para intentar definir si uno de los cuerpos arrojados por el mar pertenece a su hijo.
Desde España también nos llegó otro correo solicitando ayuda. En esta ocasión Marta nos pedía información de su amigo Mourad Lamkhantar, que, al igual que los anteriores, también es originario de Salé y que desapareció hace más de un mes. “La familia se ha puesto en contacto conmigo para saber si les podía ayudar a identificar el paradero de Mourad, ya que no tienen a ningún familiar en España. Creen que podría encontrarse en la patera que naufragó hace unos días en los Caños de Meca y están más que preocupados”.
Marta nos cuenta a través de un correo electrónico que la fotografía de nuestro compañero Julio González en la que se ve una mano de una de las víctimas del naufragio piensan que podría corresponder a la de Mourad, y nos envió una imagen en la que se le ve con una cazadora azul como la que llevaba el cadáver rescatado de las aguas. “Los familiares ya están siguiendo los trámites que nos ha dado Algeciras Acoge, pero todo esto lleva su tiempo tiempo, y para la familia es un gran sufrimiento no saber si se trata de Mourad”, decía Marta.
De momento, los 20 cuerpos recuperados se han trasladado al Cementerio Mancomunado de Chiclana, puesto que las dependencias del Servicio de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal en Cádiz estaban colapsadas. Allí se está intentando identificar a los cadáveres, en una tarea complicadísima puesto que no se tienen referencias ni los cadáveres tienen cualquier tipo de documentación. Además, el consulado de Marruecos en Algeciras está realizando trámites con algunas familias para poder repatriar los cuerpos. Hay que tener en cuenta que el coste de cada repatriación podría rondar los 6.500 euros, una cifra muy importante y que no puede ser asumida por muchas de las familias que se han encontrado con esta desgracia. Manuel Jiménez Barrios, vicepresidente de la Junta de Andalucía, ha comentado que desde la administración regional se intentará ayudar en la tarea para que las familias puedan dar sepultura a las víctimas por el rito musulmán y en su tierra. Será el viaje de retorno más triste. Muy diferente del que se imaginaron cuando iniciaron una aventura desesperada en busca de una vida mejor.
42 ocupantes en una patera minúscula
Ya van 20 cuerpos recuperados del mar de Cádiz. Sumados a los 22 supervivientes, quiere decir que en la desvencijada patera, pequeñísima, de madera, que perdió el fondo tras chocar con el arrecife de la playa de La Laja en los Caños de Meca, viajaban al menos 42 personas. Es duro pensar en tanta gente luchando por su vida en medio de las aguas del Atlántico durante 25 horas. Algunos de los que lograron alcanzar la costa, ateridos de frío y en estado de shock por el pánico, relataron a la Policía que tenían incluso que turnarse para poder sentarse unos encima de otros, que apenas si había chalecos salvavidas para la mitad... El caos que se produjo tras la colisión les hizo entrar en pánico. Quizá, con más luz y la marea bajando, precisamente en el arrecife estaba su única salvación.
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