Una campaña capirotera

Elecciones Generales 2019

La Semana Santa de 2019 estará marcada por el inicio de los actos electorales, conjugando políticos y procesiones

Cigarreras
El ex ministro Alfonso Dastis dio el pasado Miércoles Santo en Cádiz la primera levantá de Cigarreras / Julio González

La presencia el pasado año en Cádiz y Jerez del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, se quería convertir en algo habitual; y de hecho, el Consejo de la capital andaba ya realizando gestiones para que otro ministro del Gobierno acudiera en Semana Santa a la ciudad este año. Tras la convocatoria de elecciones para el 28 de abril, la influencia política en la próxima Semana Santa parece más que asegurada. Más que eso, la campaña electoral tiene muchos visos de teñirse de color morado en muchos rincones del país, especialmente en el Sur.

El Viernes de Dolores es el día señalado para dar inicio a la campaña electoral. La pega de los primeros carteles coincidirá con los últimos vía crucis y con las primeras procesiones que esos días previos al Domingo de Ramos ya recorren las calles de las ciudades.

Será difícil, por tanto, articular una Semana Santa en la que la campaña electoral no tenga incidencia; y una campaña que sea ajena a la Semana Santa. ¿A qué localidad va a acudir cualquier candidato que no esté inmersa de lleno en la celebración de las procesiones de penitencia? ¿En qué formato, localización y día se desarrollarán los actos electorales, teniendo en cuenta que la vida en la inmensa mayoría de las ciudades se paraliza desde primera hora de la tarde para ver pasos, capirotes y bandas de música?

La Semana Santa de 2019 tiene pinta de ser la de los pasos transitando por debajo de las banderolas con el rostro de los candidatos de cada partido colgando de una farola; la del nazareno con su cirio en la mano pasando por delante de una valla que pide el voto para tal o cual sigla política; la del candidato de turno fotografiándose delante de un paso en los momentos previos a la salida, o dando una primera levantá en la calle, o asomado a un balcón o sentado en un palco viendo pasar cortejos. Capillismo repentino en unas elecciones donde el voto se presenta más que disputado y hasta el último votante puede marcar una diferencia trascendental en las sumas y pactos que llegarán a partir del 29 de abril.

Otro efecto colateral a esta campaña electoral capirotera será la presencia de las cofradías y sus procesiones en los medios de comunicación, que posiblemente quede mermada a consecuencia de los actos, entrevistas, debates y declaraciones que los políticos realizarán en esos días a nivel nacional. Apariciones, en cualquier caso, que coparán telediarios, boletines radiofónicos y portadas de periódico en la que pueden perder espacio las hermandades. O bien puede ocurrir todo lo contrario, que ante la previsible politización de la Semana Santa, ésta tenga un mayor eco en los medios este año.

La Semana Santa, por tanto, marcará las próximas generales, que pueden ser un auténtico calvario para Pedro Sánchez, o que pueden suponer la resurrección o el azote del Partido Popular. La penitencia, en cualquier caso, comenzará el Viernes de Dolores.

Doble jornada de reflexión en la prensa

Otro efecto colateral del calendario electoral de las próximas generales será la ausencia de información política en dos jornadas. Al sábado de reflexión tradicional se le sumará en esta ocasión el Sábado Santo, día en que tradicionalmente la prensa escrita no publica periódicos respetando el festivo del Viernes Santo.

Será, por tanto, después de una semana de campaña cuando las informaciones desaparezcan durante 24 horas de la prensa escrita, recuperándose la normalidad el Sábado Santo. A buen seguro, este hecho será tenido en cuenta por los distintos partidos políticos a la hora de programar las agendas de actos a partir del arranque de la campaña el 12 de abril.

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