El interior también vende en verano
Un 56% de ocupación hotelera en el pasado mes de agosto convierte a la Sierra de Cádiz y La Janda en el destino rural más demandado de toda España
Sierra/janda/Pocos apostaban hace 30 años por el turismo rural en la provincia. Se podían contar con los dedos de una mano los hoteles disponibles que había por aquel entonces. Este agosto, el destino de interior gaditano, esto es, la Sierra y La Janda, ha sido el más demandado en toda España, con un interesante 56% de ocupación hotelera, según el portal EscapadaRural.com. Se ha situado así a la cabeza del llamado turismo rural y por delante de otras provincias con amplia experiencia en este segmento vacacional. Es una situación que viene a desterrar la idea de que el interior de la provincia gaditana es sólo un destino de otoño e invierno y que lo presenta ya como una opción más que digna en verano frente a las vacaciones tradicionales de sol y playa que demanda, sobre todo, el turismo nacional.
¿Qué hay detrás de esta reciente tendencia, que podría acabar con la temida estacionalidad que sufre el llamado turismo rural? El sector turístico dice que, tras estos datos, hay un compendio de factores. Son el esfuerzo inversor del empresariado por trabajar un destino de calidad, que ofrece instalaciones acordes. Es la atractiva oferta de un destino de naturaleza, que presume de la singularidad de los Pueblos Blancos. Se complementa con la visión de una oferta de precios más competitivos, que huye de masificaciones.
Suman como factores, también, la interrelación de la iniciativa pública y privada con campañas de promoción en ferias; los vaivenes de la climatología, con el temido levante, que beneficia al interior de la provincia gaditana y la relativa cercanía a las playas y a distintas ciudades turísticas, entre otros.
"Cádiz está de moda y todos, no sólo la costa, nos beneficiamos de ello". No pocos empresarios de la Sierra consultados por este periódico lo reconocen. Pero a renglón seguido dicen que con la moda no se come. "Algo estaremos haciendo bien. Y no es otra cosa que ofrecer unos estándares altos de calidad", reflexiona David Lacañina, propietario de la hacienda rural El Puerto del Timón, en Villamartín, una antigua casa de labranza del siglo XVIII, con capacidad para 12 personas, restaurada en 2007 y puesta a disposición del turismo desde entonces. Su ocupación ha sido del 100% en los dos últimos meses. La mayoría son turistas extranjeros, sobre todo, del norte de Europa.
Así que la Sierra quiere vender experiencias también en verano: alojarse en una casa cueva, en Setenil de las Bodegas; hacer deportes de agua en alguno de los embalses de la zona y bañarse en las playitas artificiales de Zahara de la Sierra o Arcos. O simplemente descansar, conocer los Pueblos Blancos y disfrutar de la amplia gastronomía y su oferta lúdica.
"Muchos visitantes buscan la desconexión total. Nosotros lo ofrecemos en un entorno único". Lo dice el propietario de la casa rural El Puerto del Timón, en Villamartín. Y es que la Sierra se ha convertido, también, en un plan muy atractivo para aquellos visitantes que quieren disfrutar de la experiencia de alojarse en cortijos de arquitectura andaluza, que ofrecen instalaciones de alta calidad.
"En junio tuvimos clientes americanos. En julio y agosto han sido daneses, holandeses, franceses y suecos. Buscan, sobre todo, tranquilidad y naturaleza. Y después, si tienen tiempo, visitan los pueblos con más tirón de la comarca. También se acercan a Ronda y a la playas gaditanas", añade. En su caso, el hecho de ofertar su establecimiento en portales internacionales le ha valido abrir el abanico a un turista extranjero, exigente con la calidad de los servicios que se prestan.
El tirón de la marca Cádiz beneficia tanto al turismo de playa como al turismo rural en la provincia. Los hermanos Juan Carlos y Carmen Tamayo son propietarios del hotel-restaurante del Carmen, en Prado del Rey, uno de los primeros complejos, con piscina, que se abrió en la comarca serrana hace tres décadas.
"El sector hotelero ha hecho una inversión fuerte para ofrecer servicios de calidad en verano con infraestructuras de piscina, que es un plus para determinar que el cliente se decante por un hotel u otro", explica Juan Carlos Tamayo, cuyo establecimiento ha incrementado en un 15% más su ocupación en este mes de agosto con respecto al año pasado.
La política de precios es determinante a la hora de elegir. Tamayo, que también es miembro del Asociación de Turismo Rural de la comarca (CIT- Sierra), dice que el sector turístico está ofreciendo unos precios contenidos, que demandan, sobre todo, turistas nacionales. "La estrategia es vender plazas para cubrir presupuesto. Lo más caro que hay es una habitación vacía", confiesa. Eso sí, desde el CIT Sierra de Cádiz reconocen que aún queda mucho por hacer en este destino. "El boca a boca entre los visitantes está funcionando muy bien. Crea expectativas. Y a esta comarca le queda aún mucho recorrido", piensa.
Un extremo que coincide con la opinión de Carlos Javier García, el alcalde de uno de los pueblos más turísticos de la provincia como es Grazalema, y referente del turismo rural. "En la Sierra nos queda por delante hacer más comarca entre todos los pueblos. Yo siempre digo que los deportes de vuelos de Algodonales me vienen bien; que los bellos paisajes de Zahara de la Sierra y el pantano, me vienen bien; que la feria del queso de Villaluenga, o que El Bosque haga actividades, me viene bien. Pero no sólo a mí. Nos viene bien a todos los pueblos", enfatiza.
Otro de los hándicap que hay que resolver es, en su opinión, el de trabajar planes de calidad turística con el empresariado. Grazalema ya se ha apuntado a ello.
Esta localidad fue pionera en el turismo rural en la provincia. Este pueblo de 2.200 habitantes (contando también a Benamahoma) oferta nada menos que 1.100 camas y cuenta con seis hoteles. "Es un destino consolidado. Nadie apostaba hace tres décadas por ello. Y hoy, con estos datos optimistas, estamos recogiendo los frutos de un largo proceso para dotar de infraestructuras esta zona", añade el regidor, quien augura que el sector serrano tiene aún mucha capacidad de crecimiento.
"Al final el cliente que elige un destino es el que tiene la última palabra". Profesionales de la Oficina de Turismo en Arcos reconocen que no hay "una fórmula" para determinar qué ha influido, en mayor o menor medida, para que el turismo rural gaditano haya obtenido en agosto estos datos esperanzadores. "En turismo todo fluctúa, todo está relacionado", dicen. Añaden, también, que la proyección de la ITI Pueblos Blancos, de la Junta de Andalucía, también ha contribuido a difundir el destino rural, así como las sucesivas campañas del Patronato de Turismo de la Diputación gaditana.
El temporal de levante que hace dos años azotó la provincia de Cádiz puede estar detrás del repunte de turismo de interior que se ha vivido este verano, y que han sabido aprovechar muchos ayuntamientos para organizar actividades, sobre todo con la fresquita para atraer a las personas que se venían alojando en las localidades más próximas a las costas, pero que ha llevado a una masificación del litoral que ha hecho buscar una segunda línea de playa, con mejores precios, buenas comunicaciones y sin muchos problemas para estacionar un vehículo o sentarse en una terraza.
En esos parámetros incide el director del hotel Medina Sidonia, perteneciente a la cadena pública Tugasa, dependiente de la Diputación. Antonio Ferrari dice que los turistas buscan "tener un dormitorio: desayunan, se van a la playa y solo vienen a dormir".
En el caso de este equipamiento, disponen de 14 habitaciones que han estado ocupadas al completo durante el pasado mes de agosto, y entre sus clientes ha habido tanto turismo nacional como extranjero, muchos de ellos alemanes. La elección se ha hecho tanto de manera directa como por touroperadores, en la mayoría de las ocasiones muchos meses antes, dado que cada vez es más complicado encontrar una habitación vacía durante el verano.
En el caso de este hotel, la mayoría de los clientes ya regresan cenados, pero son muchas las personas que buscan también localidades del interior por su extensa carta de platos, sobre todo por carnes de vacuno y aves como las perdices o los conejos, además de huevos de campo o patatas de las huertas cercanas.
Precisamente los días de levante es cuando mucho del turismo que está hospedado, tanto en la costa como en el interior, elige visitar monumentos y miradores y buscar una terraza o un salón climatizado en el que dejar de lado el fuerte viento.
Quienes saben mucho de lo que quieren los turistas de interior, son los responsables de Artesur, una empresa de servicios turísticos asentada en la localidad asidonense desde el pasado mes de marzo y a cuyo frente está Pedro Moreno, quien asegura que la Oficina de Turismo en el mes de julio dispensó más de 2.500 atenciones, mientras que en agosto ese número se ha elevado hasta las tres mil personas demandantes de información.
Vivir una experiencia a nivel cultural, patrimonial y gastronómica es de lo más demandado por los turistas que llegan hasta la población, donde las aproximadamente 500 camas que se disponen se han quedado casi llenas en julio y han faltado en agosto, pasándose de un 70% de ocupación del pasado año a un 85% en 2018.
Es un aumento de pernoctaciones que también se refleja en las calles de Medina, que se han visto con mucho ambiente, y lo que ha permitido abrir nuevos comercios como los dos restaurantes. También se han ofrecido nuevos alojamientos de turismo rural. A todo ello se unen las campañas promocionales realizadas para atraer turismo de otras localidades vecinas de la provincia.
El perfil del turista que elige el interior va cambiando según la época del año, aunque en verano es un turismo más familiar, de tres a cinco componentes, además de parejas jóvenes o grupos de amigos entre los 25 y 30 años. Muchos buscan conocer el patrimonio local. La mayoría del turismo nacional es de Madrid, Barcelona, País Vasco y resto de Andalucía.
En cuanto al turista extranjero, prevalece el inglés sobre el alemán y el francés, interesados igualmente por el patrimonio, además de por las vistas, y el castillo, que por las tardes se ha convertido en un punto de referencia para ver esconderse el sol en el horizonte.
La mayoría de las personas que han acudido este verano a Medina para visitar procedían de Conil, Chiclana, Barbate y Vejer, donde tenían establecida su residencia temporal. Buscan la oferta cultural y la gastronomía.
Este flujo de turistas en los pueblos del interior, ha llevado a municipios como Medina, Vejer, Alcalá, Benalup-Casas Viejas o San José del Valle a organizar un extenso programa de actividades lúdicas, recreativas, además de conciertos, exposiciones y fiestas que buscan atraer a nuevos turistas que les descubran y que en próximas fechas les elijan para pernoctar o comer en los cada vez más establecimientos que ofrecen un trato más cercano y a un precio más bajo que en la costa.
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