Balbanera: El "milagro" de las sales y los peces
PUERTO REAL
SEO/BirdLife y Salarte han llevado a cabo un interesante proyecto medioambiental, con el apoyo económico de la Fundación MAVA, en el que han recuperado las salinas de Balbanera (Puerto Real) usando soluciones basadas en la naturaleza y prácticas económicas sostenibles
La recuperación de las Salinas de Balbanera, en imágenes
Puerto Real/El espacio salinero ocupa el 80% Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Sin embargo, solo existen nueve salinas en activo y más de 5.000 hectáreas de estos sistemas se encuentran abandonadas. Con ese dato quieren acabar entidades como Salarte (Fondo para la Custodia y Recuperación de la Marisma Salinera), una organización sin ánimo de lucro que nació una década.
La industria de la sal llegó a ser el principal motor económico de la región, que produjo un desarrollo a gran escala. Sin embargo, con el aumento de la competencia y la disminución de la demanda de sal, el sector decayó desde mediados del siglo XX.
Para revertir esta situación, SEO/BirdLife y Salarte han llevado a cabo un proyecto piloto, con el apoyo económico de la Fundación MAVA. Ana Carricondo, coordinadora de Conservación SEO/BIRDLIFE, explicó que para la entidad es fundamental la conservación de las aves, y que “humedales costeros como este, han aportado un hábitat muy valioso para un montón de aves migratorias”. Sin embargo, reconoció que durante siglos, el abandono de estas actividades ha generado una degradación y una pérdida de valor. “Con este proyecto queríamos venir a rescatar ese valor para las aves y para la gente que explota estos lugares”.
Este jueves, se mostró con gran triunfalismo el resultado de un proyecto para restaurar, conservar y revitalizar una de las salinas más emblemáticas de Cádiz: Balbanera. Se ha prolongado por más de 15 meses, debido a las complicaciones que se han encontrado en el camino, y se ha invertido casi 250.000 euros.
En las casi 50 hectáreas que ocupa esta salina junto con las de La Molineta y Nuestra Señora del Pilar, la práctica totalidad de los muros que las protegían de la acción del viento y el oleaje había desaparecido; varias de las compuertas que controlan el flujo de agua no estaban operativas; las comunidades acuáticas se habían vuelto muy pobres y las aves ya no podían reproducirse.
Desde este punto de partida, el objetivo de este proyecto ha sido recrear y mantener un espacio dinámico que pueda generar sostenibilidad ecológica, socioeconómica y ambiental para este humedal; conseguir un ejemplo real de cómo la conservación y la economía verde pueden trabajar codo con codo a través de la gastronomía, el turismo y la “agricultura” de humedales.
Es resultado de una nueva forma de entender estos espacios. A eso hizo referencia el Director Conservador del Parque Natural Bahía de Cádiz, Rafael Martín, quien aseguró que a finales de los 80 se hablaba “de conservar y de no perder, pero ahora hablamos de restaurar y recuperar con una mentalidad ganadora. Por eso ahora solo tenemos una pregunta: ¿Cuál es la próxima salina que vamos a recuperar?”.
Además de potenciar la biodiversidad, se generan múltiples beneficios socioeconómicos, a través de ingresos, bienestar y empleo a partir de recursos endógenos y acciones sostenibles. Otro de los objetivos del proyecto es concienciar sobre los múltiples beneficios que aportan los humedales costeros y cómo su gestión continua y sostenible en Cádiz es imprescindible para su supervivencia en beneficio de las aves y la gente.
“Esto es un ejemplo mínimo de lo que podríamos hacer”, dijo durante una visita este jueves, Javier Benavente, Presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. El también profesor de la UCA, apunto a que “estas actividades también ayudan a las marismas naturales y salinas a luchar contra el ascenso progresivo del nivel del mar. Es una línea de defensa natural importantísima en un contexto de cambio climático.
Las principales acciones que se han llevado a cabo han sido la reconstrucción de cerca de 2.000 metros de muros perimetrales y 18 compuertas, con el fin de recargar y gestionar el agua dentro de la salina. Se han drenado los canales (alrededor de 5.000 m) para permitir la producción de peces y promover un hábitat adecuado para los flamencos y la biodiversidad, e islas para delimitar ecosistemas y zonas de cría de aves limícolas y charranes.
Los esteros y canales han sido rediseñados para el cultivo de gambas y anguilas, beneficiando sus especies asociadas como anfípodos, pipas, caballitos de mar, doradas y lubinas, entre otras. Y se ha recuperado la producción tradicional de sal marina creando un área específica para esta actividad milenaria.
“Ahora contamos con 55 cristalizadores que podrían producir unas 30 toneladas de flor de sal o casi 300 toneladas de sal marina virgen. Además, se ha restaurado parte de la casa salinera para dignificar el trabajo de la familia que trabaja aquí”, explicó el presidente de Salarte, Juan Martín. Quiso agradecer también el trabajo y el “esfuerzo titánico” de todas las personas e instituciones implicadas en el proyecto.
Por otro lado, se han incluido otras cuatro actuaciones específicas para mejorar la reproducción del chorlitejo patinegro (catalogada como “Vulnerable” en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas), el charrancito común, la cigüeñuela común y la avoceta común.
Asimismo, para facilitar la observación de aves y del paisaje, se ha llevado a cabo la rehabilitación de la casa salinera y la construcción de un nuevo mirador elevado, así como un pequeño almacén para guardar los aparejos de mantenimiento de las salinas, redes y otros implementos.
También se han creado pequeños equipamientos de apoyo a las actividades turísticas y educativas. Esto permitirá asegurar un empleo y una forma de vida en los próximos años para toda una familia y otras personas, aparte de conseguir una mayor valorización del sitio entre la población local.
También te puede interesar
Lo último