La Batalla del Trocadero. Pasado, presente ¿y futuro?
LA PAJARETA
La historia se escribió en Puerto Real aquellas jornadas con letras de sangre y fuego
Puerto Real/El 24 de junio de 1823 los primeros cuerpos del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis hacían su entrada en Puerto Real, población desde donde se organizará el ataque final a las defensas que se habían levantado en los caños de la Cortadura y del Trocadero, últimos baluartes que debían frenar su cómodo avance.
Desde Puerto Real, junto al camino que llevaba al Trocadero, lugar donde se asentó el grueso de la tropa francesa, y hasta llegar a las defensas de la Cortadura los soldados del Duque de Angulema debían de cruzar el conocido como llano de la Vega, una zona descubierta y sin protección, motivo por el cual deciden cavar varios kilómetros de trincheras hasta llegar a la Cortadura, obra que comienza el 17 de agosto por cientos hombres, llegando al caño en apenas una semana.
Es así como en la madrugada del 30 al 31 de agosto de hace doscientos años, aprovechando la noche y la marea baja, las tropas francesas comienzan el ataque cruzando el caño con el agua al pecho. La batalla será sangrienta y desigual. La sorpresa y el desconcierto provocan la derrota y la huida de los constitucionalistas que son además atacados con sus propios cañones en su retirada, causando multitud de bajas.
Sería éste el más importante enfrentamiento bélico en tierras españolas de los Cien Mil Hijos de San Luis, victoria que les abrió las puertas de Cádiz y terminó con el Trienio Liberal, devolviéndole los poderes absolutos a Fernando VII. Una batalla que tuvo una significativa repercusión en la política internacional del momento y que sería glorificada por la propaganda gala a partir de entonces.
Desde el otoño de 2021 el ayuntamiento de Puerto Real ha venido realizando diferentes acciones para conmemorar estos hechos, las cuales han continuado estos últimos días. Pero estos actos que han tenido lugar este fin de semana no deben de suponer ni mucho menos el punto y final a esta conmemoración.
Aún hay trabajos gestados tiempo atrás que deben de ver la luz y divulgarse, como las magníficas ilustraciones de Arturo Redondo sobre el Puerto Real de aquellos años, o la monografía “Trocadero 1823” de Francisco Espinosa de los Monteros, ganadora del premio de investigación que se convocó en mayo de 2022, incluso el reparto en los centros escolares del cómic sobre la batalla de Vila, Rincón y Torres.
Fueron acciones pensadas y ejecutadas para que el conocimiento de estos hechos perdure en la memoria colectiva de Puerto Real, y que a partir de ahora seamos conscientes de la importancia que tuvo nuestro territorio en la historia española (incluso europea) de aquel tiempo.
Además, actividades como la recreación histórica en el caño de la Cortadura, el mismo escenario de la batalla, iniciada en 2022, debería de perdurar y convertirse todos los años, coincidiendo con el final del verano, en un atractivo lúdico y turístico. Tiene todo el potencial para ello, a poco que desde las instituciones implicadas se apueste por ello.
La historia se escribió en Puerto Real aquellas jornadas con letras de sangre y fuego y convirtió a nuestra villa durante aquellos días de agosto de 1823 en el espacio donde se habría de decidir el futuro inmediato de la monarquía española y los valores de la Constitución, y eso es algo que no debemos olvidar.
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