‘Cohousing’: Vivir la individualidad en colectividad
VIVIENDA
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Puerto Real/Del mismo modo que se comparte el coche para viajar, podemos compartir un hogar en el que vivir. Es, a grandes rasgos, la filosofía del cohousing, que el Ayuntamiento de Puerto Real quiere explorar como alternativa al concepto de vivienda tradicional.
Para dar esos primeros pasos, el 27 de enero se va a celebrar en el Centro Cultural San José una charla sobre estos nuevos modelos de convivir. Es una fórmula de solución habitacional, de tener una vivienda, diferente a la que estamos acostumbrados. No es compra ni alquiler: se paga por el uso de la vivienda, con la particularidad que además de esta existen zonas comunitarias de uso y disfrute de todos los que viven en la comunidad.
La falta de suelo, la subida de los precios, el estancamiento de los salarios o la inestabilidad laboral son fenómenos comunes a cualquier lugar del mundo que dificultan o imposibilitan en muchos casos el cumplimiento de un derecho universal: el acceso a una vivienda. No hay que olvidar el alarmante escenario al que podríamos enfrentarnos en unos años. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) prevé que en 2030 harán falta 96.000 nuevas viviendas al día para alojar a los 3.000 millones de personas que necesitarán un hogar.
Ante esa necesidad nació el cohousing o vivienda colaborativa, que huye de la especulación inmobiliaria buscando un modelo más sostenible. Comenzó a implantarse en Estados Unidos y en otros países del norte de Europa, y también está ya funcionando en distintos puntos de la geografía española donde ya se vive en comunidad y se comparte espacios y servicios básicos.
El cohousing facilita la convivencia, la cooperación y el uso responsable de los recursos naturales y energéticos. Su funcionamiento es muy sencillo. Un conjunto de individuos se une para vivir en comunidad en torno a un proyecto de vivienda común y autogestionada. Entre todos diseñan el espacio de acuerdo a las necesidades del colectivo, con hogares independientes y zonas compartidas como podrían se la cocina, el comedor o las zonas verdes. Además, comparten servicios esenciales como la limpieza, la jardinería, la lavandería e incluso el cuidado de los niños. Los proyectos pueden ser tan diferentes como decida el colectivo, ya que ellos mismos se organizan y deciden qué, cómo y cuándo hacer las cosas según su modelo organizativo.
Por eso, el cohousing suele partir de un grupo reducido de personas con los mismos intereses, objetivos y filosofía de vida. El núcleo de esta comunidad establece primero las bases de la convivencia y deja para más adelante, una vez se configura el grupo definitivo, aspectos como el modelo organizativo, las opciones reales del proyecto o la fórmula financiera para desarrollarlo.
La forma más frecuente de propiedad en el cohousing es la cooperativa de viviendas con cesión de uso. Esto significa que el inmueble pertenece a la comunidad, pero que sus habitantes tienen derecho a vivir en él y a utilizar los espacios comunes de por vida. Este usufructo vitalicio se puede dejar en herencia o venderse a través de la cooperativa, facilitándose así los cambios de residencia. El uso indefinido de la vivienda lo decide cada uno y si por cualquier circunstancia decides irte a otro lugar a vivir, lo que recibirás será el capital inicial que aportaste a la cooperativa incrementado en el IPC de los años que hayas vivido.
Así, cada socio pagará por el uso de la vivienda un precio decidido por todos de forma mensual, generalmente inferior al precio que actualmente se paga por un alquiler o una hipoteca. Este servirá pagar los gastos originados por la compra de suelo y la construcción más los gastos de mantenimiento del edificio y sus zonas comunes.
En conclusión: se paga por el uso de la vivienda cuyo precio será inferior a los que actualmente están fijados en el mercado actual, con la particularidad que cada residente es su propio y puede usar la vivienda como si fuese suya en función a las normas establecidas por todos.
En la cooperativa, al igual que toda empresa, se necesita un aporte de dinero para iniciar su andadura, el cual deberá de venir de todos los socios. Lo más habitual es que las comunidades de cohousing adquieran un terreno y construyan, pero no todas lo hacen así. Algunas alquilan inmuebles vacíos y alcanzan acuerdos con los propietarios para habitarlos. En ambos casos la cooperativa asume todos los gastos derivados del proyecto —como la hipoteca, el alquiler o el mantenimiento de los espacios— con las aportaciones de los socios.
Actualmente en España lo que más predomina son los los cohousing para mayores con viviendas que no superan los 80 m2 y disponen de habitación, cocina y baño. A esto se le suman zonas compartidas como salones y jardines. El cohousing para mayores es uno de los más populares, pero no es el único ya que este modelo resulta idóneo para grupos de amigos que quieren vivir juntos y establecer un proyecto común, personas que cuentan con recursos limitados, personas con alguna discapacidad o con tratamientos crónicos, colectivos con unas necesidades específicas de espacio, luz o acústica, etc.
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