Coronavirus Cádiz: “No contaban con él, pero ya salió de la UCI”
TESTIMONIO
Francisco Herrera, vecino de Puerto Real de 62 años, ya se recupera en planta tras un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico
Puerto Real/Casi cuatro semanas. Desde el pasado 28 de marzo, Francisco Herrera Toledo, vecino de Puerto Real de 62 años, se ha estado debatiendo entre la vida y la muerte. El coronavirus invadió su cuerpo y lo ha mantenido en la UCI del Hospital Clínico Universitario hasta este jueves. Ha sido el paciente que más tiempo ha permanecido en esta unidad desde que se inició la pandemia. Su familia resumen su estado de salud con una frase tan aclaratoria como dura: “Los médicos no contaban con él”, dicen.
Pero la fuerza del puertorrealeño se impuso al virus, junto con el “maravilloso equipo de profesionales a los que no hay como pagarles lo que hacen”, dice la familia. El 28 de marzo, Francisco empezó a encontrarse mal y fue su hija quien llamó a Emergencias. Fueron a su casa y acabaron llevándolo al hospital. Ese día todo empezó a caer en picado. “Al día siguiente empeoró tanto que lo llevaron a la UCI, lo entubaron y empezaron a decirnos que las expectativas no eran buenas”, explica Francisco Javier, uno de sus hijos.
Los pulmones, los riñones, el hígado… El virus afectó a todos los órganos de su cuerpo. Necesitó diálisis y todo se unió a los problemas cardíacos que ya tenía de base. “Tras más de una semana sin mejoría los médicos llamaron a mi madre para hablarle de un tratamiento experimental que se estaba usando en Madrid y Barcelona, que estaba teniendo buenos resultados y que podían intentarlo”. La familia accedió y “bendita la hora”, exclama Francisco Javier.
El tratamiento empezó a funcionar y el pasado fin de semana Francisco fue desentubado. “Por primera vez en todo este mes vimos esperanza porque todo pintaba negro”. Como está ocurriendo en la mayor parte de los pacientes que pasan por la UCI, las noticias llegan a cuentagotas y el hecho de no poder ver a los familiares hospitalizados supone un añadido a la carga emocional. Por eso, cuando el lunes les dijeron que una vez al día y una sola persona, podían entrar a verlo, los ánimos mejoraron.
“Entrar en la UCI era una película de ciencia ficción”, dice el hijo de Francisco. “No me imaginaba que iba a pasar por eso”. Enfundadas en un mono, con capucha, guantes, mascarilla y patucos, la mujer de Manuel pudo pasar a verlo. Fue la primera en hacerlo. Y tras ella, sus cuatro hijos, uno por día. “Entramos en la UCI pero no en su habitación, teníamos que verlo a través de un cristal que nos dijeron que no podíamos tocar”, relata. Sí pudieron hablar con él gracias a un sistema de walkies que el personal de la UCI les proporcionó. “Los enfermeros tenían que activar el botón a mi padre porque no tenía fuerzas ni para darle, pero me quedé más tranquilo cuando le oí decir que sí me conocía, que era su hijo chico”, cuenta Francisco Javier emocionado.
La familia ha querido contar su historia porque sabe que la espera en la UCI es interminable. Que pasan muchas cosas por la cabeza hasta el punto de perder la esperanza y que el ambiente, en general, no ayuda. “Cuando me estaba poniendo el EPI para entrar a la UCI supe que una paciente había muerto. No tenía coronavirus pero tampoco importa. Oía a la familia llorar y pensé que podíamos ser nosotros. Todo esto es muy duro”.
Ahora, Francisco Herrera Toledo ya está en la planta. Este jueves hacía el pasillo del triunfo entre los aplausos del personal de la Unidad de Cuidados Intensivos. Seguirá sus cuidados en la Planta Covid, porque aunque ha mejorado no está libre de virus y toda precaución es poca. Tampoco estará solo. Su mujer le acompañará en su aislamiento hasta que salga definitivamente de un hospital, el de su pueblo, en el que ha pasado el mes más largo de su vida.
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