El alcalde que sí quiere seguir siendo alcalde
ASI ES... ANTONIO ROMERO/ CANDIDATO DE ADELANTE PUERTO REAL
Anunció que no repetiría como candidato pero encontró en la confluencia de izquierdas un espacio en el que renovó la ilusión
Puerto Real/Durante los cuatro años que Antonio Romero ha sido, y sigue siendo, Alcalde de Puerto Real, ha intentado no despegarse de la gente. Con esa idea comenzó su legislatura y su primer día como máximo responsable de la Villa fue toda una declaración de intenciones. Con su camisa “hippie” y su inseparable mochila, participó en una protesta junto a los padres y madres que reclamaban un nuevo colegio para Casines. Caprichos del destino (o retrasos de las administraciones), ha sido precisamente la licitación de la obra de ese reclamado colegio una de las últimas noticias que Romero ha dado como alcalde.
Trabajar para la gente no era nuevo para él. Es diplomado en Trabajo Social y valorador de la Ley de la Dependencia para la Junta de Andalucía, después de haber estado empleado en distintas asociaciones que trabajan en el ámbito de la drogadicción. “Yo ya estaba acostumbrado a tratar con personas pero nunca había sentido que yo era el responsable de las políticas que ejecutaba. Ahora cuando acuden a mi van con un plus porque soy el responsable eso es lo más duro del puesto”.
Romero representaba a la “candidatura del pueblo”, a “los de abajo”, y dice haber trabajado sin perder eso de vista. Es una evidencia que no es un alcalde al uso. Al menos no un alcalde de esos a los que estábamos acostumbrados. Quizás pueda parecer una simpleza pero acabará la legislatura sin haberse puesto una corbata. Chaqueta sí, aunque en muy contadas ocasiones porque también ha huido del protocolo. Y eso le ha costado muchas críticas. No estuvo presente en la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni en la de la expresidenta de la Junta, Susana Díaz, porque entendía que era un acto “para hacerse la foto”.
También se hizo el silencio en alguna que otra ocasión, cuando alguna autoridad despistada seguía el guión y saludaba a un alcalde que había dejado la silla vacía en Navantia o la Universidad de Cádiz. Para muchos son feos o desplantes, para él, no separarse de la gente que le confió el destino de su ciudad y dedicar tiempo a trabajar en lo verdaderamente importante.
Está máxima la llevó a momentos destacados como la inauguración del segundo puente, cuando optó por rechazar la invitación al acto oficial y quedarse a pie de puente con los vecinos de la barriada Río San Pedro, en una protesta.
A todo esto se le ha sacado una doble lectura que el propio Romero avivó con declaraciones como las que hizo en el ecuador de la legislatura afirmando que se había “quemado demasiado pronto” y que no se volvería a presentar. Desde entonces se ganó un sobrenombre: ‘Antonio Romero, el alcalde que no quiere serlo’. Dicen los que lo conocen que el principal enemigo de Romero es su propia sinceridad. Que dice las cosas tal como las siente sin pensar en el coste político. Pero la idea de no presentarse se esfumó cuando se abrió la opción de una confluencia de izquierdas, un proyecto renovado que acabó representándose en Adelante Puerto Real.
Antonio Romero pone el parche antes de que se abra la herida e intenta tapar las bocas de quienes le recuerdan los amagos de irse a casa al terminar la legislatura. “Yo soy consciente de que habrá a quien le resulte raro que un alcalde no quiera quedarse pegado a un sillón, pero yo estoy aquí y me vuelvo a presentar por un compromiso colectivo y no por un ego personal”, dice. “Si me preguntan si presentarme a alcalde es lo que me pide el cuerpo tengo que decir que no, porque lo que realmente me gustaría es estar con mi familia a la que le robo mucho tiempo, pero sí es lo que entiendo que debo hacer en estos momentos de mi vida. Yo sí quiero volver a ser alcalde, pero no me lo planteo como un orgullo sino como un compromiso”.
UNA ESCAPADA A MADRID
En el álbum familiar de Antonio Romero esta foto ocupa un lugar privilegiado. Un ‘selfie’ junto a su mujer y sus dos hijos que se hizo en Madrid, en los jardines del Planetario, en una de las pocas escapadas que ha podido hacer junto a ellos desde que es alcalde. Dice Romero, que fue uno de esos viajes que vuelven a conectarte con los tuyos y te sacan de la vorágine de la política.
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