SEO/BirdLife y Salarte comienzan la restauración de la Salina de Balbanera en Puerto Real
Medio Ambiente
En el proyecto, que contempla la regeneración de una salina con más de 55 hectáreas, se financia con una ayuda de 200.000 euros de la Fundación MAVA
FOTOGALERÍA: Así es la Salina de Balbanera en Puerto Real
Puerto Real/El espacio salinero ocupa el 80% Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Sin embargo, solo existen nueve salinas en activo y más de 5.000 hectáreas de estos sistemas se encuentran abandonadas. Con ese dato quieren acabar entidades como Salarte (Fondo para la Custodia y Recuperación de la Marisma Salinera), una organización sin ánimo de lucro que nació hace nueve años.
Tras el éxito logrado en salinas como La Covacha o El Consulado, Salarte emprende ahora el proyecto de recuperación en la Salina de Balbanera (Puerto Real), de la mano de SEO/BirdLife y con la financiación de la Fundación MAVA, que financia proyectos de biodiversidad y de conservación de humedales en todo el Mediterráneo y África Occidental. También colaboran el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, la Universidad de Cádiz, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Puerto Real.
Este jueves, cuando se ha dado a conocer el proyecto sobre el terreno, ha sido para Juan Martín, presidente de Salarte, “un sueño cumplido”. Acompañado de representantes de todas las entidades implicadas, ha recorrido la salina, junto a la familia Ariza (Los Machaca) que la gestionan desde hace décadas.
“Estamos agradecidos a la Fundación MAVA y a SEO/Birdlife que nos están ayudando a poner en el foco al Parque Natural de la Bahía -el humedal mareal más importante de España- y a recuperar estos servicios ecosistémicos y una actividad que ha dado una identidad y una riqueza socioeconómica extraordinaria, que a chorros se está perdiendo”, dijo Martín.
Para ello, se cuenta con una inversión de más de 200.000 euros para restaurar 55 hectáreas de una salina muy emblemática: Balbanera, Molineta, el Manchón de Torrecilla y el Pilar, donde investigadores de la Universidad de Cádiz están desarrollando estudios desde hace muchos años.
“Con la regeneración se permite aportar nuestro granito de sal para que familias como ‘Los Machaco’ puedan, no solo seguir teniendo trabajo y un salario digno, sino aprovechar estos recursos de altísimo valor añadido en forma de pescado, marisco, sal, salicornia y de turismo ornitológico; y que la Bahía de Cádiz siga viviendo con estándares de calidad”, manifestó el presidente de Salarte.
En esta salina, muy cercana al término municipal de Puerto Real, algo crucial para la divulgación ambiental, se cría desde fitoplancton y zooplancton hasta lenguados, robalos lubinas, albures… un catálogo de alrededor de 130 especies de peces, invertebrados y moluscos, que la convierten en una dehesa litoral que genera unos servicios ecosistémicos muy importantes.
La actuación en la Salina de Balbanera insiste en la necesidad de restaurar estos ecosistemas pensando en los muchos benéficos que presta. “Son ambientes complejos que, más allá de generar diversidad y riqueza económica, pueden ayudarnos a combatir el cambio climático y a actuar de reservorios ante eventos meteorológicos adversos”, asegura el Director de Desarrollo Institucional de la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife, Ramón Martí. “Ya ha llegado el tiempo de, además de conservar lo que nos queda, recuperar los recursos naturales, y en esa línea este proyecto demostrativo es un paso más”, apuntó Martí.
Por su parte, Luis Costa, director del Programa Mediterráneo de la Fundación MAVA, que financia el proyecto, destacó que “las salinas son un ecosistema artificial muy importante en el Mediterráneo y este es un ejemplo que permitirá compartir resultados con otros países como Montenegro, Italia o Francia. Se trata de la primera vez en la Fundación MAVA, que tiene su origen en Suiza, financia un proyecto en la Bahía de Cádiz, aunque sí tiene un importante historial de proyectos en Doñana.
En la visita de este jueves también participó el presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, Javier Benavente, quien manifestó que el proyecto de Balbanera debe ser un ejemplo de motor para la biodiversidad y las actividades socioeconómicas en una zona con tasas de desempleo muy elevadas.
Además, incidió en que las marismas están suponiendo la última barrera en la lucha contra el cambio climático por dos cuestiones claves: “como zona de mitigación, ya que son zonas de sumidero de Carbono, y como barrera de lucha contra el ascenso del nivel del mar y el embate de los grandes temporales”. “Esperamos que estas iniciativas sirvan de ejemplo para otras zonas del entorno”, finalizó.
ACCIONES PRIORITARIAS
Los muros que protegían la salina Balbanera de la acción del viento y las olas (la conocida como "vuelta de afuera") están ahora destruidos; varias de las compuertas que controlaban el flujo de agua están rotas y el resultado es que las comunidades de aves acuáticas son ahora muy pobres y no pueden reproducirse. La restauración que hoy se pone en marcha consiste en reparar la infraestructura natural de la salina y la creación de espacios de nidificación para especies como el chorlitejo patinegro, el charrancito común, la avoceta común y el flamenco común, entre otras, lo que permitirá la recuperación de la biodiversidad, además de su capacidad productiva original.
VALOR ECOLÓGICO Y ECONÓMICO
Por otro lado, al optimizar y diversificar la productividad y mejorar la gestión del humedal, se busca crear nuevas oportunidades de empleo para la familia que ha cuidado este espacio en las últimas décadas. La creación de nuevos servicios como el turismo ornitológico, la gastronomía orgánica, el ecoturismo y los eventos de educación ambiental generan oportunidades de empleo a escala local a partir de la mejora de la biodiversidad, la gestión y promoción del patrimonio natural y cultural.
No en vano, las salinas forman parte de la esencia misma de la bahía de Cádiz. Han sido su motor económico durante siglos y, además, su gestión tradicional, manteniendo niveles de agua predecibles a lo largo del año, ha permitido que la Bahía sea un lugar emblemático para el descanso de las aves en la ruta migratoria del Atlántico oriental.
Sin embargo, este sistema de gestión, que apenas ha variado desde sus orígenes en la época romana, ya se ha perdido casi por completo. En Cádiz solo existen nueve salinas en activo, y más de 3.000 hectáreas de estos sistemas se encuentran abandonadas en el Parque Natural Bahía de Cádiz.
Es por eso que este esfuerzo conjunto entre SEO/BirdLife y Salarte para transformar algunos de estos espacios degradados en entornos dinámicos, tendrá un beneficio social y ambiental y evitará su desaparición.
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