La tesis que da luz al siglo XVII de Puerto Real
PUERTO REAL
El trabajo que el doctor en Historia Manuel J. Izco defendió en la Universidad de Sevilla obtuvo la máxima calificación, sobresaliente Cum Laude
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Puerto Real/El pasado 15 de marzo tuvo lugar en la facultad de Historia de la Universidad de Sevilla la defensa de la tesis doctoral titulada ‘Una élite local de poder. El ayuntamiento de Puerto Real en el siglo XVII. Redes familiares y oficios públicos en una villa del Atlántico andaluz (1598-1700)’, obra del historiador puertorrealeño Manuel J. Izco Reina, obteniendo por parte del tribunal, presidido por el catedrático de la Universidad de Cádiz Jesús Manuel González Beltrán, la calificación de sobresaliente cum laude.
Si bien los siglos XVIII y XIX en Puerto Real han despertado desde hace décadas, comenzando por el recordado profesor Antonio Muro Orejón, la atención de los historiadores que se han adentrado en el estudio de la historia de esta Villa, el XVII, una época de notable interés, ha permanecido prácticamente olvidado y apenas ha merecido el interés de los investigadores, hasta ahora.
Esta investigación, que ha sido dirigida por el también puertorrealeño Juan José Iglesias Rodríguez, catedrático de Historia Moderna de la universidad hispalense, se inserta dentro del ámbito de la historia social de la administración, demostrando a través del caso de Puerto Real cómo los estamentos sociales de época moderna no eran ni mucho menos inamovibles y que la venta de oficios públicos por parte de la Corona entre los siglos XVI y XVII permitió el ascenso social de determinadas familias en el ámbito local, como primer paso en muchos casos de una más extensa promoción que permitió a un número significativo de familias, procedentes de un variado origen y en el caso de la Villa en buena medida del mundo de los negocios vinculados a la Carrera de Indias, integrarse y perpetuar durante generaciones a sus descendientes en el control del poder municipal, familias venidas de múltiples lugares de la geografía peninsular, incluso de Italia o Portugal, lo que demuestra el dinamismo demográfico y económico de Puerto Real en aquellos tiempos.
En el trabajo, a través de un detallado estudio de los principales oficios públicos municipales de la Edad Moderna (alcalde mayor de honor, regidores perpetuos, escribanos, depositario general, alférez mayor, alguacil mayor, fiscal, provincial de la Santa Hermandad o palanquín mayor) y de sus propietarios, se analiza la evolución del grupo de poder puertorrealeño entre los siglos XVI y XVII, la importancia de las redes familiares creadas como elemento de consolidación de esta élite, tanto en el seno de la misma oligarquía local, como ampliado en algunos casos a otras ciudades de la zona, sobre todo Cádiz, las características socioeconómicas de estos individuos, la presencia de judeoconversos en esta oligarquía (algunos de ellos incluso procesados por la Inquisición) o cómo algunas de estas familias comienzan a través del ayuntamiento de Puerto Real una carrera de ennoblecimiento que en determinados casos les permitirá alcanzar en pocas generaciones tanto hábitos de órdenes militares como títulos nobiliarios.
Igualmente, Izco pone de relieve en su tesis la vinculación de estas familias a otros resortes del poder local, sobre todo la iglesia, incluso al Santo Oficio de la Inquisición o las milicias concejiles, obteniéndose así un panorama amplio basado en el estudio pormenorizado de decenas de familias y cientos de individuos hasta ahora prácticamente desconocidos en la historia de esta población, muchos de ellos con una atractiva e influyente trayectoria vital no solo en el marco local, caso de los Cetina, Álvarez Paje, Olmedo, Hurtado o Espino.
Para ello el autor hace uso de una ingente documentación hasta ahora inédita, emanada de diversos archivos, fundamentalmente del Archivo Municipal de Puerto Real y del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, pero también del Archivo Histórico Nacional, del General de Indias, Simancas, Catedralicio de Cádiz o Diocesano de Jerez de la Frontera.
El ya amplio marco cronológico estudiado, pese a que en el título se ciñe al siglo XVII, entre los años 1598 y 1700, periodo de gobierno de los tres últimos monarcas de la casa de Austria (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), una época apenas tratada por la historiografía local, en realidad, tal como apunta su autor e igualmente hizo mención el tribunal durante su defensa, se extiende a toda la Edad Moderna puertorrealeña, pues comienza en algunos apartados desde los mismos momentos de la fundación de la Villa a fines de la Edad Media, haciendo un recorrido por el siglo XVI, la evolución de su población, sus formas de gobierno o sus actividades económicas; e igualmente se adentra a través del estudio de ciertas familias en el siglo XVIII e incluso en los primeros años del XIX.
Ahora llega el momento de su divulgación a través de su publicación, para que de este modo este trabajo cumpla su objetivo final, el de estar a disposición tanto de la comunidad académica como de la población interesada en la historia de la bahía gaditana y en concreto de Puerto Real.
La hija ilegítima del Duque de Alba que se reinventó en Puerto Real
En el intenso trabajo que Izco ha realizado para poner negro sobre blanco la historia del Puerto Real en el siglo XVII, hay espacio para historias personales muy interesantes, como la de Laura María de Arzia, hija ilegítima de Antonio Álvarez de Toledo y Fernández de Velasco, quien se convertiría poco después de tener a Laura fruto de su relación con una de sus doncellas, en el VII Duque de Alba.
La historia, aunque ahora la rescata Izco, la contó la propia Laura de una forma muy inusual. “La relató, aconsejada por su confesor espiritual, en su propio testamento, por lo que nadie supo de ella hasta que había fallecido”, matiza Izco.
Según contó ella misma, era hija ilegítima del Duque, y fue éste quien le concertó un matrimonio con un señor mayor que no era de su agrado. Laura María logró evitar huyendo y refugiándose en un convento, del que también se acabó marchado.
Fue en Puerto Real donde Laura María reconstruyó su vida. Se casó en Cádiz con Simón Marcelo Chacón, cónsul portugués en los puertos de Andalucía y Regidor Perpetuo de Puerto Real, con quien tuvo varios hijos. A todos ocultó su vida, hasta el momento de su muerte.
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