Jorge Caballero, el óptico de Puerto Real que adaptó las lentes de los actores de 'La sociedad de la nieve'
En Sierra Nevada, durante las semanas que duró el rodaje de la película ganadora de 12 premios Goya y nominada al Oscar, Caballero trabajó para simular daños oculares tras el accidente del avión en los Andes
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Puerto Real/Quién lo iba a decir hace unos años. Lo que nadie imaginaba en la Bahía de Cádiz, llegó a producirse hace bien poco. Resulta que el puertorrealeño Jorge Caballero, participó como óptico-optometrista en el equipo del rodaje de la ‘La sociedad de la nieve’, dirigida por Juan Antonio Bayona. Pablo Vierci, fue el autor del libro del mismo título en el que se basa la película.
En el encuentro que mantuve con Jorge en la óptica sita en la calle Algodonales de Puerto Real, relata cómo se coció la historia: "Era parte de un equipo de optometristas especializados en lentes de contacto especiales, y un día nos llamó una compañera optometrista que conocía al que por entonces era mi jefe, Juan Bolívar, para saber si estaríamos capacitados y dispuestos a trabajar para colocar unas lentillas esclerales en una película. Tratándose de Bayona no nos lo pensamos dos veces. Era imposible una oportunidad de vivir una experiencia como esa".
Así se escribe la historia. Caballero comenzó dando clases de solfeo a los más pequeños en la banda de música de Puerto Real. Posteriormente se centró en los estudios y acabó trabajando en Óptica Real, la clínica optométrica que lo vio crecer profesionalmente. "Esa clínica me enseñó todo lo que hoy se, siempre será mi segunda casa. A la vez lo compaginé trabajando en el Hospital Andalucía Centro, en Lucena, en donde pasaba consulta junto a los oftalmólogos. Actualmente, además de trabajar en mi propio centro, aquí en Puerto Real, soy formador de optometría y contactología para otros optometristas".
Según cuenta -con brillo aún en los ojos-, durante las semanas que duró la experiencia, a más de 3.000 metros de altitud en Sierra Nevada, tuvo que adaptar las lentes de contacto esclerales utilizadas por los actores. Se trató de simular los daños sufridos en sus ojos tras aquel recordado accidente de Los Andes.
Hay que recordar que, en 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, fletado para llevar a un equipo de rugby a Chile, se estrelló en la cima de los Andes. Solo 29 de sus 45 pasajeros sobrevivieron al accidente. Atrapados en uno de los entornos más hostiles e inaccesibles del planeta, debieron recurrir a medidas excepcionales para seguir vivos.
Los relatos de aquellos días de rodaje en Sierra Nevada permanecen en la memoria de Jorge. El que más le impactó fue ver como sufría el elenco y cómo les hacían pasarlo mal. "Hablo de pasar frío, hambre, e incluso recuerdo una vez dónde una de las chicas, que interpretaba a Liliana, se sentó a mi lado en el bus y comenzó a llorar esmorecida tras el rodaje. Fue -relata- tras una escena dura, en la que salen del avión para comenzar a comer a sus compañeros por primera vez”.
A pesar de la crudeza de sus apreciaciones, en su rictus apreciamos verdades incontestables. Las emociones se sucedían en la sierra granadina. Otro momento fue cuando un hombre -que no sabía quién era, matizaba Jorge-, no paraba de salir y entrar del set de rodaje llorando. Luego, cenando con los compañeros de producción pregunté quién era, ya que me sorprendió que lo viviera tanto. "Se trataba de Pablo Vierci, autor del libro y compañero del grupo que sufrió el accidente".
Ya mascullaba en la lejanía Marco Valerio Marcial que poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.
Se define como una persona meticulosa. "Cuando vi el nivel de gestión de una gran producción me quedé fascinado -dibuja Jorge en su imaginación-, disfrutando como se organizaban. Le sorprendió como habían contratado "lo mejor de lo mejor", destacando el equipo de David Martí (el cual tiene un Óscar) en maquillaje y caracterización. Incluso tenían a una campeona de España en esquí para bajar los discos duros desde el set en la montaña. A decir de Jorge, una de las experiencias más angustiosas fue cuando uno de los actores sale del avión y se puso a gritar y llorar por lo que estaba viviendo. En esa escena, la cámara grababa el interior y Bayona pidió que no se cortara para grabar las reacciones del resto de compañeros. "Hay que tener en cuenta que el set se encontraba totalmente en silencio y escuchar a ese chico fue tremendamente impactante".
Fue un trabajo espectacular y duro, tanto es así que su equipo, junto al de la caracterización de la película, consiguió, el Goya al Mejor Maquillaje y Peluquería en su 38 edición. Pero nada resultó fácil. Las primeras sensaciones que tuvo fueron de miedo y nervios. Y es que "colocar unas lentillas tan complejas en un ambiente que no es el usual y si tenías 10 minutos para colocar la lentilla, debías hacerlo en 5, y sin dañar el maquillaje, genera presión. Luego sensación de mejora: "¡ostras! estoy poniendo mi granito de arena en una superproducción".
En el transcurso de la charla que mantuve con Jorge intuí en su rostro mucha ilusión. El abrir una óptica en su Puerto Real natal "es el sueño cumplido", decía con vehemencia. “Desde que comencé a estudiar óptica en el grado superior en Cádiz, y luego Grado en Óptica y Optometría en la Universidad de Granada tenía claro que debía llevar todas técnicas a mis vecinos ya que vi que en la Bahía de Cádiz no estamos muy avanzado en las nuevas técnicas de contactología".
No se necesita hacer grandes cosas para cambiar el mundo -balbuceaba en silencio, para sus adentros, Eduardo Galeano-, los pequeños detalles hacen la diferencia. Esa, y no otra, es la senda que inicia Jorge Caballero en Puerto Real.
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